¿Qué será más cuestionable? ¿La denuncia de espionaje presentada por el PAN en el Senado o el supuesto atentado en contra de la senadora de Morena Citlalli Hernández?

Ambos eventos están llenos de huecos en las historias que generan dudas sobre su veracidad.

Ayer la bancada del PAN en el Senado tomó la tribuna para denunciar un -aún-  supuesto espionaje.

Su coordinador, Mauricio Kuri González, presentó cables y micrófonos dignos de la guerra fría, que habían descubierto y arrancada del plafón de su sala de juntas.

O los supuestos espías eran muy austeros para recurrir a un equipo tan obsoleto -en la web puede encontrar centenares de tiendas que venden cámara y micrófonos del tamaño de un botón de camisa-, o el cablerío se había quedado ahí por años y años.

Ahora resulta un error que hayan arrancado del lugar donde fueron encontrados, pues así se evita seguir la pista hasta qué oficina llegaban.

Lo que ocurrió con este tema es que el debate sobre el outsourcing se postergó quien sabe para cuando, porque las actividades en el Senado se suspendieron.

Corresponderá ahora a la Fiscalía General de la República descubrir si se trató realmente de espiar a los panistas o fue un distractor, que aunque usted no lo crea son muy comunes en la política nacional.

Por cierto, nada se sabe aún de las “investigaciones’’ sobre el presunto atentando sufrido el 29 de mayo del 2019 por la senadora de Morena Citlalli Hernández.

Como se recordará, en ese entonces se dijo que la legisladora había recibido un libro-bomba, que no le causó daños pero que sirvió para que la policía federal estableciera de fijo una unidad anti bombas afuera del Senado.

¿De cuál “atentado’’ habrá primero investigación: el espionaje en contra del PAN o el libro-bomba de Citlalli?

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En evento tardío, las mujeres que forman parte del gabinete presidencial, encabezadas por la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, ofrecieron una conferencia de prensa cuya única finalidad era demostrar que el Gobierno de López Obrador “es el más feminista’’.

Sánchez Cordero dijo que las mujeres “no están enojadas con el Gobierno’’ y que éste “no puede hacerlo solo todo’’.

Se equivoca y así se lo hicieron saber en las benditas redes sociales en donde fue tendencia nacional.

En primer lugar, nombrar a la mitad del gabinete a mujeres no hace al Gobierno feminista.

Si lo fuera, no habría eliminado los refugios para las mujeres y sus hijos víctimas de violencia, ni cerrado las guarderías, ni eliminado los comedores comunitarios.

Tampoco es cierto que las mujeres “no estén enojadas con el Gobierno’’; es una visión simplista y convenenciera de un problema cuya solución sí atañe al Gobierno.

En fin, en este tema el Gobierno reaccionó tarde y mal; ya fue rebasado por las organizaciones que convocan al paro y que ahora exigirán con mayor rigor solución al problema de la violencia.
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Napoleón Gómez Urrutia no quiere dar su mano a torcer y se niega a realizar lo cambios acordados a la iniciativa para la regulación del outsourcing.

Es una maniobra arriesgada que lo confronta directamente no solo con Ricardo Monreal sino con el propio presidente López Obrador.

Uno de los cambios más importantes en la iniciativa fue eliminar la equiparación del outsourcing con delincuencia organizada, lo que generó que el dirigente minero se montará en su macho.

Incluso en Morena reconocen que la posición de Gómez Urrutia tiene que ver con asuntos personales pendientes que con la idea de regular una actividad que se ha vuelto importante para el empleo en México.

Va a perder.

LEG