Para ser un restaurante de lujo, la descripción de cómo llegar es un poco extraña: “Nos encuentra en el sótano, entre el club bar de champagne y la sección de vinos”, indica el restaurante Setzkasten, ubicado en el sótano de un gran supermercado en la ciudad de Düsseldorf.
Sólo hay un vidrio que separa la cocina y el restaurante de las góndolas con alimentos. Afuera, las personas pasan con sus carritos por los pasillos. Adentro, el equipo de cocineros prepara platos de primer nivel. Su inclusión con una estrella en la Guía Michelin dada a conocer hoy es toda una rareza.
Anton Pahl es el chef responsable. Poco después de conocerse la distinción, el hombre de 33 años brinda con champagne rosado con dos amigos. “Me lo creeré recién en dos o tres meses”, dice sobre la distinción. Pero mucho tiempo no tiene para celebrar. “A las 12 llegan los primeros clientes”.
Pahl participó en el desarrollo del concepto. La idea era que la cocina fuera especial. “Nadie va a un sótano por un filete empanado”, señala. Hay espacio para 60 clientes y el ambiente es relajado. Entre los platos que ofrece hay filete de ternera con coliflor, curry verde y setas o una sopa con cangrejo rojo, gambas y mejillones.
El restaurante está a gusto en medio de un supermercado, que, supuestamente, es el más grande de Alemania. Todo lo que los siete cocineros necesitan, ya sea pescado, carne o verduras, lo encuentran fresco a pocos metros.
Los comensales con niños pueden pedir pizza en el local de al lado. Y en cuanto al vino, pueden elegir el que quieran de la sección de vinos y beberlo a cambio de un pequeño recargo por descorche.
Según la Guía Michelin, hay restaurantes con estrellas en otros centros comerciales, por ejemplo en Mannheim, Hamburgo y Heringsdorf en la isla de Usedom.
En el caso del de Düsseldorf, la guía elogia su ambiente distinguido con su cocina visible y los platos creativos modernos, como por ejemplo, la combinación de lenguado, apio, wasabi y limón. Al mediodía hay un menú más ligero.
Pahl afirma que los clientes son de lo más variado. “Tenemos jóvenes estudiantes, que se atreven”, dice. Y también catedráticos, políticos y famosos. “Nos lo tomamos con mucha calma. La atención aquí es relajada”, añade. Son menos los clientes que se topan con el local al hacer las compras. “Hay que reservar”, explica el chef.
EFVE