Parece que existe una tensión dinámica entre los colectivos feministas que han focalizado el tema de los feminicidios y las estructuras de seguridad y justicia del Gobierno federal: a la presión de las mujeres ha correspondido oídos sordos institucionales.

Si las autoridades no responden con iniciativas de fondo en materia de seguridad para las mujeres, la agenda femenina quedará abierta y se van a multiplicar las protestas en las calles.

El problema radica en el hecho de que el país vive una severa crisis de seguridad en todos los niveles; la sociedad ha realizado cuando menos tres grandes manifestaciones callejeras desde 2004 para protestar contra la violencia, pero con nulos resultados: la estrategia de seguridad pública del Gobierno actual no se mueve por presiones de sectores.

El hecho de que los feminicidios sean sólo una subcuenta de las cifras de inseguridad general conduce a la conclusión de que los mecanismos de seguridad oficiales llegaron a su límite, carecen de nuevas medidas y están a la espera de que se logre una disminución de la violencia delictiva.

Pero el tema de los feminicidios y las agresiones contra las mujeres no sólo se expresa en los expedientes de inseguridad pública –es decir: de la delincuencia cotidiana–, sino que se trata de una escalada de violencia de género; o sea, que las agresiones forman parte de actos machistas de hombres contra las mujeres, no sólo de delincuentes, sino de parejas o su entorno social.

La doble agresión contra las mujeres –de los delincuentes y de su parejas– configura un clima tenso y enfermizo de relaciones de género difíciles de prever porque estallan por circunstancias no delictivas. Buena parte de los feminicidios no han sido realizados por delincuentes, sino por parejas o machos en activo.

De ahí la importancia de que el Gobierno federal realice un diagnóstico muy preciso de las agresiones contra las mujeres, identifique las motivaciones y tenga acciones legales para comportamientos machistas.

Zona Zero

  • Mucha tensión en las áreas de seguridad por el arresto del papá de José Antonio Yepes Ortiz El Marro, jefe del Cártel de Santa Rosa de Lima, dedicado al huachicoleo. Algunas informaciones dicen que están esperando que el líder se entregue, pero otros afirman que el detenido podría salir en libertad como ocurrió con la compañera de El Marro.

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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