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“El feminismo no se basa en odiar al hombre, es luchar contra la absurda distinción entre géneros” –
Robert Webb
Este fin de semana cuenta con todos los elementos para ser histórico en México. Este 8 de marzo, en el marco del Día Internacional de la Mujer, dista mucho de cualquier otra conmemoración de este día para nuestro país. Ahora más que nunca, las cifras de feminicidios y de violencia contra las mujeres han alcanzado un punto obsceno y han impulsado un hartazgo generalizado que marchará a nivel nacional por exigirle a las autoridades medidas más eficaces para combatir éste mal que, desafortunadamente, está anidado en la historia de la humanidad. Este hartazgo es el resultado de racionalizar que, en pleno siglo XXI, no es posible que la desigualdad de género continúe siendo una problemática económica, política, social y cultural en México y en el mundo. Bajo este contexto, la marcha del 8 de marzo en nuestro país es la antesala para un fenómeno social todavía más relevante y con potencial para que se ubique dentro de los movimientos sociales históricos más relevantes en la historia de México: #UnDiaSinNosotras – un paro nacional el 9 de marzo por parte de las mujeres mexicanas.
¿Cómo sería un día sin ustedes?
El 9 de marzo podremos ser testigos de la ausencia del género femenino dentro de un sistema económico. Dicho de otra forma, tanto por el lado de la oferta, como por el lado de la demanda: ni productoras de valor económico, ni demandantes de bienes ni de servicios en la economía mexicana. Para que el paro nacional de mañana maximice su impacto, todos los factores productivos del país, formales e informales; desde las compañías transnacionales, pasando por pequeñas y medianas empresas; así como establecimientos comerciales y actividades informales deben de prescindir de la fuerza laboral femenina. Y ahí no debería de terminar: las actividades domésticas tampoco deben de ser realizadas por la mujer. ¿Y qué pasa por el lado de la demanda? De igual manera, para llevar el movimiento al impacto máximo posible, no deberían de consumir ningún bien ni servicio las mujeres.
La mala noticia es que tenemos muy claro que llevar el movimiento de mañana a su punto máximo resultará imposible. Si bien en las últimas semanas, pequeñas, medianas y grandes empresas; junto con grandes corporativos nacionales e internacionales comunicaron su postura oficial frente al paro nacional – cuyo espectro fluctuó de la neutralidad hasta el apoyo absoluto – esto resultará insuficiente. Los sectores productivos que reiteraron su apoyo se ubican dentro del 44% de la fuerza productiva que es formal. Es decir, en nuestra economía existe un 56% de la fuerza laboral que se desenvuelve en la informalidad. Allí, la cosa está más complicada. El sector informal vive a destajo, se gana el pan de cada día con su salario diario y no cuenta con seguridad social ni prestaciones laborales. El impacto que en sus bolsillos genere perder un día de ingreso es significativamente mayor que el del resto de la fuerza laboral formal que sí cuenta con una estructura laboral, legal y de seguridad social que puede hacer más sostenible para una mujer mexicana manifestarse el 9 de marzo. Desafortunadamente, son alrededor de 13 millones de mujeres ocupadas en la informalidad las que podrían tener más dificultades para sumarse al movimiento.
La buena noticia (para efectos del impacto esperado) tiene que ver con la concentración del ingreso nacional. Dentro del 44% de la fuerza laboral formal encontramos la mayor generación de riqueza y valor agregado de la economía mexicana. En este sentido y para efectos del impacto esperado del lunes histórico que habremos de vivir, estoy convencido que podremos ser testigos de lo que sería un día sin ustedes (en el plano económico). Desde las estimaciones más conservadoras que se publicaron este fin de semana hasta las que maximizan el impacto asumiendo distintos niveles de ausencia de la fuerza laboral femenina, el impacto se ubica entre 3 mil millones de pesos y casi 45 mil millones de pesos en un solo día. Para dimensionarlo, tengan en cuenta que el tamaño de la economía mexicana es de casi 26 billones de pesos en un año. Eso significa que la economía de México produce diariamente, en promedio, cerca de 70 mil millones de pesos. Con este número en mente, imagínense que si asumimos el impacto mayor posible del movimiento dadas las restricciones descritas anteriormente, Un Día Sin Ustedes podría costarnos un poco más de la mitad de lo que produce el país en un solo día. Para ponerlo de manera absolutamente burda, imagínense que mañana fuera su cumpleaños y en la noche les van a llevar un pastel para festejar. Ese día, llega el pastel a la mitad (o un poco menos) y les dicen que el pastelero tuvo problemas: ese día desaparecieron misteriosamente las mujeres de su establecimiento. Estuvieron a marchas forzadas, los hombres tuvieron que organizarse y preparar la harina, mezclar, hornear, barrer, trapear, limpiar, cobrar, envolver y todo sin su fuerza laboral femenina. Fue un día caótico y lo único que lograron fue prepararte un pastel a la mitad. Y aunado a eso, el aforo de clientes del establecimiento se vio afectado también: no fue ninguna mujer a comprar nada a la pastelería. Es más, ni siquiera se presentaron en dicho negocio algunos hombres porque se debatían entre sacar la caótica jornada de su trabajo y encontrar un tiempo para poder realizar el resto de las labores cotidianas que suelen hacer las mujeres. Simplemente imposible. Y si llevamos este ejemplo a cualquier actividad económica que se pueden imaginar, el efecto es impactante: imagínense todo ese día a la mitad. De ese tamaño puede llegar a ser el impacto.
El día después de mañana
Que el 9 de marzo se vuelva histórico depende de todos nosotros, hombres y mujeres juntos, coordinados, como orgullosos mexicanos, pero sobre todo como seres humanos hartos de las cifras estratosféricas de violencia que azotan a México como nunca antes se había visto, con énfasis especial en las mexicanas. Pero el objetivo de #UnDiaSinNosotras no debe de terminar en el 9 de marzo de 2020. Ese sólo debería de ser el comienzo. La tarea es titánica. El 10 de marzo de 2020, la actividad económica funcionará con normalidad. Será un día con ustedes, todo retomará su curso y si no le damos seguimiento al movimiento, puede ser diluido muy fácilmente por la maldición de normalizar todo lo que nos sucede. Desafortunadamente seguiremos viendo las mismas cifras de violencia, la misma desigualdad, la misma brecha salarial. Por lo tanto, debemos llevar en nuestra cabeza lo que representó un día sin ustedes para recordarle a los factores productivos del país y a nuestro gobierno que es un tema prioritario y que debe permanecer en la agenda política, económica, social y pública de México.
Un día sin ustedes
Me rehúso a imaginarme un día sin ustedes. Y esto va más allá del plano económico, esto rompe las fronteras de lo cuantificable. Porque en lo intangible, en todo aquello para lo que el ser humano no cuenta con herramientas cognitivas ni mensurables, lo más cercano que tenemos es decirles que el impacto de un día sin ustedes tiende al infinito. Libros, canciones, poemas, obras de arte y pinturas han buscado plasmar la relevancia del género femenino en la humanidad. Y la conclusión es que ustedes son el origen y el fin; el camino y la meta. Lo son todo. Son vida.
¿Se pueden imaginar un día sin ustedes? Yo tampoco.
En otros temas relevantes…
Riesgos sobre la economía mexicana del Covid-19 al alza: El mundo se está paralizando por la creciente amenaza de pandemia de coronavirus y con ello la interrupción de las actividades productivas a nivel mundial. Hace un mes publiqué sobre su impacto potencial cuando el fenómeno apenas atravesaba las fronteras de China. Considerando ya 109 mil casos en 103 países, medidas precautorias del Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y la Reserva Federal de los Estados Unidos, se prevé un mayor impacto del virus sobre la economía global. En el caso de México, el consenso de analistas revisó a la baja su crecimiento del PIB en 2020 a 0.7% desde 0.9%.
DAMG