Hasta hace poco, el impacto que el Covid-19 podría tener en el desempeño de la economía mundial se ubicaba en el terreno de la especulación. Después de la crisis bursátil registrada el pasado lunes, existe la certeza de que sus efectos negativos son palpables y su alcance representa un peligro para el ámbito global, del cual México no escapa.
Una afectación a la actividad económica mundial de esta índole provocada por la aparición de un virus no tiene precedentes en la historia moderna de la humanidad. Quizá el ejemplo más cercano se remonta a 1918, cuando al término de la Primera Guerra Mundial surgió la gripe española, que cobró la vida de al menos 40 millones de personas.
China, que representa actualmente el 16% del Producto Interno Bruto mundial, se encuentra prácticamente frenada, con una importante reducción de la demanda de productos básicos como aluminio, cobre, níquel, zinc, plomo, caucho y petróleo. La afectación a las cadenas de valor por este fenómeno sanitario podría ascender a más de 400 mil millones de dólares, de acuerdo con estimaciones de la consultora Kearney dadas a conocer ayer.
Sin embargo, el verdadero alcance de esta crisis global dependerá de la evolución del Covid-19, aún incierto por no existir, hasta hoy, una vacuna para combatirlo. Su rápida expansión en Asia, Europa y América del Norte ha tenido como saldo 4 mil muertos, 110 mil casos confirmados y al menos 100 países afectados.
La Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), dirigida por el mexicano José Ángel Gurría, estima que, de no encontrarse una pronta solución a esta crisis sanitaria, la economía mundial podría registrar una reducción considerable en su crecimiento, para alcanzar 1.5% en 2020, frente a 2.9% anunciado en noviembre pasado.
Como todo país inmerso en los procesos de globalización, México no escapa al impacto de la crisis generada por el Covid-19. Difícil evaluar el tamaño de la afectación en los ingresos nacionales tras la caída de los precios internacionales del petróleo, más allá de las perspectivas negativas que se han ido acumulando en semanas recientes y la dificultad de sacar a flote a la economía tras un complejo 2019.
La medicina será amarga, que no quepa duda, y las opciones no son muchas. Al Gobierno de México no le restan más que transitar por tres caminos: la emisión de deuda, el recorte al gasto público o el subejercicio del gasto.
Con oportunidad y eficacia, como se ha hecho históricamente frente a coyunturas adversas, nuestro país habrá de demostrar su fortaleza en un planeta en el que las vías respiratorias de su economía corren un serio peligro.
Segundo tercio. El Secretario de Hacienda, Arturo Herrera, salió ayer a tranquilizar a los mercados. Sostuvo que México cuenta con finanzas públicas sólidas, con coberturas petroleras que dan un respiro a la economía y una deuda manejable, en su mayoría en pesos, a largo plazo y a tasa fija.
Tercer tercio. Hoy más que nunca, México debe generar condiciones de certidumbre para los inversionistas extranjeros y aprovechar su posición estratégica en el mercado norteamericano. Las condiciones están dadas.
@EdelRio70