El Mecanismo para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas de la Secretaría de Gobernación, cuya titular Olga Sánchez Cordero seguramente desconoce la grave crisis por la que atraviesa, y que brinda a los comunicadores protección para garantizar su integridad, se ha convertido en un aparato burocrático lento e irresponsable.
Los periodistas en México han pagado con su vida el libre ejercicio de su profesión.
No se trata de ningún favor que la dependencia haga a los comunicadores, porque los periodistas somos ahora más que nunca, el contrapeso del poder y es en ese equilibrio donde la democracia se asienta. Porque la democracia hace legítimo todo acto de libertad, y la información es un ejercicio cotidiano que termina por fortalecer al país.
La presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Rosario Piedra Ibarra, debería tener conocimiento de este tipo de anomalías que terminan por colocar al periodista en la línea de fuego.
La oficina de este mecanismo está acostumbrada a una rutina que pone en peligro la integridad de los comunicadores porque si hay un viaje del comunicador que no esté previsto en sus cálculos, si hay una alteración o diferencia mínima en la vida de los protegidos, los integrantes de esa oficina se hacen bola y no solucionan nada.
Un ejemplo de lo anterior fue la respuesta de la Lic. Luz Teresa Vergara, Directora del área de seguimiento del Mecanismo, a un beneficiario del mismo. Se le avisó de la necesidad de viáticos para los elementos de seguridad, por un viaje de trabajo, los cuales no entregó. Se le comunicó que se pagarían por cuenta del comunicador para que le fueran reembolsados, pero se negó a aceptar esa deuda el jefe inmediato de los escoltas del Servicio de Protección Federal, Ángel Gutiérrez Aldrete.
Los comunicadores no tienen salarios altos, por lo que resulta muy difícil cubrir los gastos de los elementos de seguridad que el propio Mecanismo les asignó.
El Mecanismo está en crisis económica, la empresa que proporciona escoltas, Servicio de Protección Federal, empresa descentralizada, no recibe pagos del Mecanismo desde octubre del año pasado, lo cual impide cualquier tipo de presión de parte del organismo que depende de Gobernación hacia esa instancia y entorpece su función principal que es la de proteger a los periodistas y defensores de los derechos humanos, dejándolos en la indefensión.
El Mecanismo debe ser una dependencia que prevenga cualquier agresión, pero ahora se convirtió en una agencia luctuosa, porque lo único que hacen con eficacia es darle el pésame a los familiares de los periodistas asesinados.
Para los integrantes de la oficina del Mecanismo lo ideal es que los periodistas que están bajo este régimen tengan una vida rutinaria, predecible, pero no piensan en que este tipo de vida convencional los hace más vulnerables ante la repetición de horarios y calendario de trabajo. Pero la oficina del Mecanismo no piensa en la integridad de quienes se acogen a este mecanismo, sino ejercen la tradicional burocratización de ese elefante reumático que ya advirtió el propio Presidente de la República.
Ha habido un sinnúmero de retrasos para los pagos de viáticos y cuando se trata de comunicarse con el Comisionado Ejecutivo Nacional del Mecanismo, Aarón Mastache Mondragón, nunca contesta ni correos ni llamadas de los comunicadores.
De nada sirvió la gestión del entonces titular de la unidad de Evaluación de Riesgos del Mecanismo, Lic. Óscar Ochoa Mancera, quien ya no trabaja en esa oficina, porque nunca solucionó problema alguno. Desde octubre, la falta de pago del Mecanismo para viáticos y otros servicios no existe, por lo que se viola el convenio con los periodistas a quienes se especifica que este tipo de gastos serán absorbidos por el mecanismo.
De esto tenemos documentos originales que avalan este cuestionamiento que hacemos en seguimiento a la petición del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, quien solicitó a la población ayuda para echar a andar el elefante reumático en que se convirtió el Gobierno desde hace muchos años.
Esta situación coloca a los periodistas en una vulnerabilidad mayor que si no se hubieran acogido a la protección del Mecanismo.
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