No se necesita de un algoritmo para proyectar el periodo en el que el país sufrirá el embate del coronavirus.

Sólo hay que revisar lo que ocurrió en el 2009, con el brote de la Influenza AH1N1 para tener la certeza de las fechas.

En el 2009, el mayor número de contagios a nivel nacional ocurrió justo después de las vacaciones de Semana Santa, a finales del mes de abril y principio del mes de mayo.

Ello se explica por la movilidad de cientos de miles de mexicanos que se desplazan a destinos de origen o vacacionales y a la llegada de miles de turistas extranjeros a casi todo el territorio nacional.

Lo mismo parece que ocurrirá en el caso del coronavirus; la movilización por los días de asueto generará invariablemente el contagio a gran escala.

Si las autoridades sólo llevan registrados 15 casos de contagio en el país, la explicación es que se trata de casos externos, es decir, de mexicanos que estuvieron algunos días en países con alto número de contagios.

La explicación es blandengue, pero ante la ausencia de un registro independiente o de las pruebas que demuestren, como se afirma en las benditas redes sociales que son muchos más los casos, habrá que quedarse con los números oficiales…y rezar porque sean reales.

Como quiera, el Gobierno debería estar tomando sus precauciones para enfrentar durante y sobre todo después de las vacaciones de la Semana Santa el incremento de los casos de contagio del Covid-19.

No estaría mal que las autoridades de la 4T echaran un ojo a lo que ocurrió con la Influenza AH1N1 en el 2009, aunque de antemano sabemos que en la opinión de López Obrador las decisiones que tomó entonces el gabinete de Felipe Calderón, fueron exageradas.

Quizá, pero previnieron un gran número de contagios y muertes.

La sugerencia de revisar la crisis del 2009 no tiene que ver con las medidas gubernamentales, sino con el recorrido que tuvo la influenza y cómo es que la movilidad de los mexicanos multiplicó por miles los contagios.

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En senador Samuel García, de Movimiento Ciudadano, aseguró que en los hospitales del sector salud se están minimizando los contagios de coronavirus, se entiende que por orden del Gobierno.

Tal aseveración le ganó convertirse en tendencia en las redes sociales, para bien y para mal.

Evidentemente es del dicho del senador, con testimonios de trabajadores anónimos de hospitales públicos, contra la palabra del Gobierno federal, entre ellas las del mismo presidente López Obrador, que un día si y otro también advierte que “no panda el cúnico’’.

Los días -y los contagiados-  dirán quien tuvo la razón.

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Y mientras tanto, en Ciudad Caótica… la directora del Metro Florencia Serranía, sigue sin ofrecer una explicación sobre lo qué ocurrió con los trenes que chocaron el martes pasado en la estación Tacubaya.

Es por demás sintomático que sea el líder del Sindicato de Trabajadores del Metro, Fernando Espino, quien salga a los medios a ofrecer una explicación que de suyo corresponde dar a la dirección del Sistema.

Para efectos prácticos, la versión de Espino es la que se ha dado por buena: fallaron los sistemas de frenado -4 de 6- y el tren se fue de reversa en una pendiente de 6.5 grados a una velocidad de 70 kilómetros por hora, en contra del tren que aguardaba turno en Tacubaya.

¿Por qué fallaron los frenos? Bueno, hasta la pregunta sobra.