Poder y autoridad son términos que podrían asemejarse, aunque si son analizados a detalle, las diferencias son reveladoras. Asumamos que el poder expresa fuerza, se ejerce mediante la imposición, cohesiona por el miedo, intimida y se impone, mientras que la autoridad genera consensos, procura la convergencia, unifica, inspira respeto y se acepta.

Es precisamente en situaciones de crisis, como la que actualmente se vive por la expansión del Covid-19, cuando los liderazgos y sus características encuentran sus expresiones más puras.

Numerosas han sido las críticas que ha recibido el presidente Andrés Manuel López Obrador por sus reticencias a aceptar la gravedad que representa esta pandemia y su negativa a posponer los actos públicos que él encabeza y en los que convive con cientos de personas.

Basta con una rápida revisión de las decisiones adoptadas por los principales líderes mundiales. Los mandatarios de las naciones más relevantes han asumido la gravedad del caso, encabezan los esfuerzos para combatir la expansión del coronavirus, coordinan el trabajo técnico, asumen su liderazgo para generar consensos políticos y ponen el ejemplo, como estadistas que son, para que sus respectivas poblaciones tomen en serio esta situación.

La canciller alemana, Ángela Merkel, quien previó que hasta el 70% de sus connacionales podrían contraer el virus, ha restringido los viajes dentro y fuera de su país, ordenado el cierre de comercios y aconsejado evitar las reuniones públicas. En un reciente mensaje, el presidente francés, Emmanuel Macron reiteró que su país ha entrado en guerra contra el Covid-19 y decidió adoptar “medidas sin precedentes en tiempos de paz”. El canadiense Justin Trudeau, cuya esposa fue diagnosticada con Covid-19, determinó dar “pasos cada vez más agresivos”, cerrar las fronteras de aquella nación y hacer un llamado para que la gente se mantenga en sus domicilios.

La decisión del mandatario mexicano de proseguir con actos públicos y de no modificar su agenda para evitar contactos que pudieran poner en riesgo su salud, no debería ser celebrada por sus simpatizantes y más cercanos colaboradores.

Si se toman en cuenta las características de nuestro sistema político, observamos el creciente peso que ha adquirido la figura del Jefe de Estado en el ejercicio gubernamental. De ahí la necesidad de preservar su figura, por el papel preponderante que ha adquirido en la toma de decisiones. Autoridad por encima de poder, es lo que hoy México requiere para no caer en situaciones que podrían ser lamentadas en un futuro mucho más próximo de lo que se pudiera imaginar.

Segundo tercio. Lo dijo el vocero Hugo López-Gatell: “Se están tomando diversas decisiones que, si hacemos un análisis, cuidadoso y frío, se da cuenta que guardan poca relación con sus comunidades científicas y técnicas… En Europa, en Estados Unidos, en Canadá, Australia, Nueva Zelanda, por mencionar algunas regiones, también en América Latina, parecieran hoy sucumbir a la presión socio-política”.

Tercer tercio. Lo que el vocero quiso decir es que las naciones más relevantes del mundo y sus presidentes habrían sucumbido a la presión social, mediática y política generada por la expansión del Coronavirus. Es decir, que las determinaciones no corresponden con la realidad. ¿Qué dirán en esos países?

 

                                                                                                                                        @EdelRio70