@guerrerochipres
Recientemente, ONU Mujeres advirtió que la violencia de género se ha incrementado como un efecto colateral por las medidas de reclusión ante el Covid-19. Según la organización, algunos de los países donde la pandemia se ha expresado de forma más agresiva (China e Italia) lo comprueban.
El machismo chino, el italiano y todos los demás, se ensañan en el contexto del aislamiento equivalente a la reclusión obligada junto a las condiciones de subordinación patriarcales preexistentes.
Se sabe bien que, en un alto porcentaje, los agresores conforman el círculo cercano de la víctima: amigos, familiares, parejas y ex parejas, sumando 78% de las procedencias de la victimización.
En ciertas regiones de América Latina ya se están tomando medidas frente a un repunte de la violencia de género. Y México, donde la crisis de feminicidios y la erradicación del machismo en todas sus formas y niveles se han vuelto prioritarios, no es la excepción.
La Ciudad de México ha implementado una estrategia a la vanguardia para la erradicación de la violencia. Estrategia que se ha adaptado con los cambios sociales y que va desde la emisión de la Alerta de Violencia de Género, las campañas escolares y la reestructuración de los Ministerios Públicos, hasta el plan de visita a cada domicilio para atender a las mujeres que no pueden escapar, en términos psicológicos, de una agresión compleja.
Inmediatamente antes de la explosión de la pandemia acababa de anunciarse el programa S.O.S. mujeres, que coordinado por la secretaria de las Mujeres, Ingrid Gómez, y encabezado por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, estaba a punto de arrancar en la etapa territorial para visitar más de mil 800 colonias, casa por casa, en la capital nacional.
La retroalimención y el impacto de la fuerza colectiva son tangibles. El plan preventivo del Gobierno de la capital contra el Covid-19, a través de mensajes SMS, alcanzaba ayer los 102 mil contactos; mientras que en el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia se recibieron, en las últimas 12 horas, 145 llamadas de personas en busca de acompañamiento emocional. Un efecto paralelo es posible si se encauzan los esfuerzos a favor de las mujeres como sector vulnerable.
La sociedad y las autoridades debemos prepararnos, y trabajar de la mano, para frenar los fenómenos que no dejarán de estar presentes conforme avance la pandemia: la violencia familiar con las mujeres y niños como los más vulnerables, obvia y estadísticamente.
Para volver a los fenómenos internacionales: ayer se hizo viral un video en el que un hombre, desde España, grita en la ventana que ya no soporta a su pareja. Es evidente que, a nivel personal, la cuarentena y el aislamiento pueden ser los detonadores del conflicto.
Más allá de la reeducación emocional y psicológica tan necesaria, el primer paso contra la violencia doméstica radica en la denuncia —también durante la cuarentena pues los cuerpos de seguridad nunca paran—; a través de ésta, el trabajo de contra la impunidad adquiere su mayor fuerza.