Banorte es, hasta el cierre de este espacio, el único banco que ha entendido la magnitud de la crisis por venir y se ha puesto del lado de sus clientes, empresas y/o trabajadores.

La institución bancaria anunció que diferirá cuatro meses los pagos de cualquier tipo de crédito, lo cual sin duda representará un paliativo para sus cuentahabientes.

Es el primer banco, pero se espera que la Asociación de Bancos de México, que preside Luis Niño de Rivera, adopte en conjunto la misma determinación.

Del otro lado, pero igualmente solidario, el empresario Carlos Slim anunció la donación de 1,000 millones de pesos para el combate al coronavirus.

Igualmente otros empresarios se sumarán a la causa, a lo mejor con menos recursos y publicidad que el ingeniero Slim, pero con el mismo fin.

El Gobierno, en tanto, en voz del presidente López Obrador, sigue sin presentar un programa de apoyo a las empresas y a los trabajadores.

Para las primeras ya dijo que no habrá ni prórroga para el cumplimiento de sus obligaciones fiscales; en tanto que para los segundos adelantó que existe una bolsa de 400,000 millones de pesos “producto del combate a la corrupción’’ que serán utilizados para paliar la crisis económica.

No se sabe de dónde sacó esa bolsa; porque primero anunció que había dos fondos, uno por 150,000 y otro por 90,000 millones de pesos para enfrentar la pandemia.

El caso es que ayer no hubo el anuncio espectacular que se esperaba para combatir al coronavirus y sus secuelas.
Se anunció el paso de la Fase 1 a la Fase 2, más que por convicción propia por la presión de la Organización Mundial de la Salud, que desde antier al medio día ya nos había colocado en la segunda fase a pesar de que el Gobierno mexicano insistía en que estábamos en la Fase 1.

Como quiera que sea, la sociedad civil sigue estando por encima de un Gobierno que cree que ayudar a las empresas es ayudar a los ricos y no defender el empleo de cientos de miles de trabajadores que hoy por hoy ven amenazada su fuente de ingresos.

Y quién sabe por cuánto tiempo.

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¿Quién entiende a los senadores del PAN?

Hace una semana, su coordinador, Mauricio Kuri, pedía a grito pelón suspender las sesiones del Senado por el peligro de contagio del coronavirus.

El resto de las bancadas dijeron que no.

Pero después del reclamo, el presidente de la Junta de Coordinación Política, Ricardo Monreal, trató de construir un consenso para que el Senado hiciera una pausa y regresar al trabajo después de que pasará la emergencia.

Todos dijeron que sí, hasta el PAN.

Pero ayer, Kuri les cambió la jugada: propuso que el Senado sesionara a distancia, virtualmente, lo que no está autorizado en la Ley.

Kuri tiene muchos conflictos en su bancada, sobre todo con Xóchitl Gálvez, Damián Zepeda y Kenia López, a quienes no puede sumar fácilmente a sus decisiones.

El panista le confesó a Monreal que no puede sacar el acuerdo, que perdería todo su sentido si no es aprobado por unanimidad.

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La reunión de la Comisión de Trabajo en el Senado, que presidiría Napoleón Gómez Urrutia, y en donde se discutiría -otra vez-, el tema del outsourcing, se canceló. Así nomás.

Parece que será el Waterloo de Napoleón.