Patricia Espinosa, secretaria ejecutiva de la Organización de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (UNFCCC), reafirmó que “2020 es crucial para la acción climática, por lo que debemos mantener el impulso para luchar globalmente contra el cambio climático”.
Además, agradeció los esfuerzos de la coalición We Mean Business “para acelerar las soluciones climáticas. Hago eco de su llamado para garantizar que los paquetes de estímulo por COVID-19 aborden juntos la salud, la economía y el clima”, añadió.
El comentario de Espinosa, difundido a través de su cuenta de Twitter, se refiere a las declaraciones de la directora ejecutiva de la Coalición We Mean Business, María Mendiluce, en el sentido de que los estímulos para atender el coronavirus (COVID-19) deberían incluir la salud, la economía y el clima.
Mendiluce señaló que el COVID-19 ha cambiado nuestras vidas de formas nunca imaginadas. “En sólo unos meses, el impacto de este virus ha cerrado escuelas, oficinas, tiendas y fábricas; las aerolíneas están aterrizadas; las fronteras, cerradas, y muchos estamos en cuarentena en casa”, enfatizó.
Dijo que las empresas de todo el mundo muestran cómo actuar para proteger a las personas y a los más vulnerables cuando el momento lo requiere, sin enredarse en la burocracia o empantanarse en la política interna de la compañía.
Del mismo modo, agregó, los gobiernos diseñan rápidamente algunos paquetes de estímulo económico jamás vistos en tiempos de paz, lo cual es vital para reducir el daño a las economías, empresas y personas por el coronavirus.
Las empresas, especialmente las pequeñas y medianas (PYME), necesitan acceso inmediato al capital para sobrevivir a las turbulencias, mantener a las personas en el trabajo y garantizar que los bienes y servicios vitales permanezcan disponibles, indicó.
El segundo mensaje que emite Mendiluce es “una llamada de atención para todos”, porque el coronavirus se ha movido con una velocidad aterradora y hemos respondido con la misma velocidad, “pero la crisis climática tiene el potencial de ser mucho más devastadora para la humanidad y es claramente visible en el horizonte, lo que nos permite la oportunidad de tomar medidas decisivas”.
Advirtió que “con el cambio climático, todavía nos movemos muy lentamente, a menudo enredados en la burocracia y empantanados en la política interna de la compañía y del país. No hemos entendido que la devastación mundial causada por el cambio climático será mucho peor de lo que experimentamos hoy”.
Apuntó que es nuestra responsabilidad utilizar este momento de crisis y renovación para construir una mayor capacidad de recuperación y enfrentar la mayor amenaza para nuestra existencia.
Por ello, dijo, “los gobiernos deben poner la acción climática y la resiliencia en el centro de estos paquetes de estímulo económico a largo plazo, lo cual asegurará que el gasto público ayude a abordar tanto la crisis económica actual como la crisis climática en curso, así como a evitar los terremotos económicos que están por venir”.
“Este es el momento en el que podemos dar un giro decisivo en el camino hacia un futuro resistente y sin emisiones de carbono, pero debemos incluir a todos y evitar recomendar automáticamente una forma de vida que amenace el planeta, la salud de las comunidades y a la gente”, continuó.
Un futuro sin carbono, en el que las comunidades y la economía sean resistentes a los impactos del cambio climático; en la que las inversiones contribuyen a reducir las emisiones, a garantizar un aire limpio, a proporcionar buenos empleos y a salvaguardar el crecimiento económico, significa alinear el gasto del gobierno con los objetivos del Acuerdo de París, de limitar el calentamiento global a un máximo de 1.5 grados Celsius y alcanzar emisiones netas cero para 2050 a más tardar, explicó.
Comentó que las decisiones de gasto de estímulo deben analizarse a través de la lente del clima y la resiliencia para garantizar que se destinen a opciones sin carbono, y el poder de la inversión pública y las adquisiciones se utilicen para acelerar las soluciones climáticas que generen buenos empleos, lo que ayuda a mitigar el aumento del desempleo.
“Tenemos las soluciones para construir sistemas de energía y transporte sin carbono; sabemos cómo poner a las personas a trabajar construyendo edificios e infraestructura eficientes en energía y con bajas emisiones de carbono; las soluciones basadas en la naturaleza están disponibles para reducir y secuestrar rápidamente las emisiones; mucha tecnología necesaria para crear sectores industriales sin carbono ya existe”, expuso.
Indicó que ahora los gobiernos deben garantizar que sus paquetes de estímulo aceleren estas soluciones y sus beneficios. Un informe de la Nueva economía climática establece que cambiar a una economía baja en carbono podría crear una oportunidad de crecimiento de 26 billones de dólares y crear 65 millones de nuevos empleos para 2030.
Finalizó al señalar que “necesitamos mirar hacia adelante, con la esperanza de que al reconstruirnos de esta devastadora crisis, podamos asegurar una mayor capacidad de recuperación y un camino claro hacia un futuro sin carbono”.
We Mean Business es una coalición de mil 230 empresas de todo el mundo, que buscar tomar medidas sobre el cambio climático, porque consideran que representa una de las oportunidades comerciales más importantes del siglo, y reconocen que la transición a una economía sin carbono es la única forma de garantizar un crecimiento económico sostenible y la prosperidad para todos.
EFVE