No hay nada que hacer si no se hizo antes.

La pandemia está multiplicando exponencialmente los casos de coronavirus en el país: de miércoles a jueves, el número de infectados aumentó en 110, cuando su comportamiento habían sido incrementos de 60 casos o menos.

De acuerdo con el reporte del subsecretario Hugo López-Gatell, los casos confirmados pasaron de 475 a 585; la famosa curva que día a día presenta el epidemiólogo se disparó.

Y no estamos aún en la fase crítica, prevista para la segunda semana de abril, si bien nos va.

El 12 de febrero pasado, el doctor Víctor Hugo Borja Aburto, director de Prestaciones Médicas del IMSS, envió una lista de requerimientos médicos a José Antonio Olivarez Godínez, director de Administración del Instituto.

La pandemia ya afectaba a China en ese momento, y se preveía su expansión a nivel global.

Borja pide insumos para atender a los 64,152,465 derechohabientes del IMSS “en los diferentes niveles y puntos de atención médica’’.

Los cálculos que hace Borja sobre el porcentaje de mexicanos afectados y la tasa de letalidad del virus son preocupantes:

“La estimación de los insumos se realizó considerando una tasa de ataque de 1.5% a la población derechohabiente, considerando que el 70% de la población afectada demandaría atención médica en nuestras unidades, una tasa de hospitalización del 5% entre la población afectada, tasa de ingreso a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), del 10% y tasa de letalidad 2.19%, entre todos los enfermos; así como estancia de hospitalización de 5 días y estancia en UCI de 10 días’’.

Los requerimientos son para la protección del personal del IMSS que serán los responsables de atender a los enfermos por Covid-19 son:

Guantes, mascarillas N-95 desechables, “goggles’’, cubrebocas, gorros, batas desechables, catéteres para suministro de oxígeno, mascarillas desechables para administración de oxígeno, mascarillas para nebulizador, equipo para aerosolterapia o micronebulización, sistema de succión cerrado, cánula orofaríngea de plástico transparente tipo Guedell, ambú (resucitador manual), bolsas para cadáveres, termómetros infrarrojos y gel antiséptico para manos que no requiere enjuague.

Así como jabón líquido, jabón quirúrgico, toallas de papel, portasanitas, dispensadores de jabón, dispensadores de alcohol-gel, desinfectante (hipoclorito de sodio), solución desinfectante de superoxidación y gel antibacterial con micro esferas de vitamina E.

Este requerimiento tiene fecha del 12 de febrero pero no se conoce cuándo se hizo la convocatoria para la licitación o si el pedido se asignó a un proveedor directamente por la urgencia.

Pero, a juzgar por las protestas de trabajadores del IMSS de diversas clínicas y hospitales, el material no ha llegado o no lo pudieron comprar a tiempo.

En la video conferencia del G-20 en la que participó el presidente López Obrador ayer, se quejó de que los países con más recursos habían acaparado los insumos para el combate al coronavirus y pidió solidaridad.

Quizá lo que ocurrió es que llegamos tarde al mercado mundial de dichos insumos.

Todos los países comenzaron sus previsiones en enero, avisados por el Gobierno chino de que la expansión del virus era inminente.

Desconocemos cómo son los sistemas de compra en los gobiernos de España, Francia, Italia y Alemania, pero seguramente no tendrán sobre sí la sospecha de la corrupción que los aletargue de tal manera que los deje fuera de la competencia en el mercado mundial.

La pandemia ya está en el país y habrá que confiar en el Gobierno que insiste en estar preparado para dar la batalla.

A ver.

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