El plan económico del presidente Andrés Manuel López Obrador y su 4T siempre estuvo en duda, porque partía de hechos imaginarios, como tener disponibles 500 mil millones de pesos al año, por el ahorro en la corrupción.

 

Pensar que la construcción de una refinería sería el centro de un proyecto petrolero exitoso, para una empresa quebrada como Pemex, siempre fue utópico. Y desestimar la importancia de la confianza empresarial fue el peor divorcio con la realidad que cometió este Gobierno.

 

Toda esa concepción de López Obrador de combatir la corrupción no es algo equivocado. Fue tan vigente en su momento que con ello ganó las elecciones. Pero se creó una historia fantástica en torno a las pensiones de los expresidentes, de los sueldos de la burocracia y hasta del avión presidencial.

 

Hay dudas sobre si realmente se acabó la corrupción. Manuel Bartlett siempre será una duda razonable de la impunidad que priva en el Gobierno de López Obrador. Pero lo que ya quedó mostrado es que ese no puede ser el motor económico de México.

 

Mientras las condiciones mundiales fueron estables, había margen para el juego de la 4T. El 2019 nos demostró que el camino era el equivocado, pero podría pasar inocuo, como un sexenio perdido más, este intento populista.

 

Pero el Covid-19 nos cambió el panorama a todos en el mundo. Los márgenes de experimentar con juegos idealistas y de discursos trasnochados se acabaron para dar paso a la necesidad de políticas emergentes y funcionarios experimentados en sacar adelante de la crisis a los países.

 

El sueño de la Cuarta Transformación ya se acabó. Hoy, ese modelo sin fundamentos tiene que ser eliminado por completo para dar paso a un planteamiento de Gobierno que sea capaz de administrar la crisis en la que ya estamos.

 

Hoy no estamos en el escenario de ver si alguien cree que la economía va a crecer 1% o 2%. En unas cuantas semanas entramos en el espiral de caída rumbo a una recesión que hoy alcanza pronósticos de contracción de 7% de la economía.

 

Hay que verlo con claridad. Nunca en todo el tiempo de nuestras vidas, habíamos visto una expectativa de caer tanto en tan poco tiempo y sin motores de empuje para salir de ese hoyo.

 

Mañana el Gobierno federal va a presentar al Congreso los pre criterios económicos para el 2021 y ahí tiene que reflejar la realidad del derrumbe que viene.

Es el momento en que el Gobierno federal deje de lado todo el cuento utópico que López Obrador vio en su 4T y que asuma que le toca, sí o sí, administrar un país en crisis.

 

Si el Gobierno federal renuncia a atender al hecho de que México requiere una visión diferente para enfrentar las consecuencias económicas de la pandemia, lo que veremos es un agravamiento de la crisis, con consecuencias generacionales de las malas decisiones que pudieran tomarse.

 

Sí, el proyecto económico de la 4T llegó enfermo al poder. Era débil y viejo. Pero hoy está totalmente claro que en esta pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 ese proyecto económico de la 4T ya murió.

 

                                                                                                                                         @campossuarez