La derecha reclama al Gobierno no comportarse a la altura de lo que corresponde con lo que criticaban: una autoridad capaz de organizar, dirigir, predominar y controlar la esfera y el espacio públicos hasta la reconquista total del lugar cuasi exclusivo del albedrío privado.
La izquierda reivindica la responsabilidad individual como nunca antes en la historia y con ello avala al ciudadano y todos los demás que no lo son como ejes de una centralidad indispensable en el bloqueo probable de la pandemia respecto de la cual el espacio doméstico es eje del éxito del Estado.
En medio, nos quedamos con el mayor acierto implicado en la vocería detallada, oportuna, a veces demasiado detallada, del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell.
Atravesamos un punto determinante de la curva pandémica. No se trata sólo de la estrategia nacional en la que la Organización Mundial de la Salud y la experiencia previa de otros países se tomaron como punto de partida.
Pocas veces, en la historia reciente, la responsabilidad individual había tenido tal importancia para enfrentar una crisis; pocas veces, la resolución de un escenario colectivo había partido, de forma tan imperante, de lo particular a lo general.
Surgen otros problemas circundantes: los intereses políticos intrínsecos y la incredulidad e irresponsabilidad de ciertos sectores.
Ayer, en Tabasco, una mujer, que dio positivo a la prueba de Covid-19, rompió la cuarentena y estuvo en contacto con 280 personas. En distintas zonas también se ha quebrado la reclusión. Portadores o no, los individuos generarán o bloquean el éxito del modelo de actuación de la autoridad.
La mejor estrategia es la responsabilidad y la prudencia del individuo mientras los Estados nacionales carecen de una medida global ante la pandemia.
Acerca de los efectos psicológicos de la reclusión, de los trastornos que pueden desatarse y las posibles circunstancias en las familias y los hogares, el control de la ansiedad y la depresión, la violencia familiar, el amarillismo de las fake news, la vulnerabilidad de las personas de la tercera edad (no sólo como agentes de contagio, sino como personas que no cuentan con redes de apoyo) y el trato hacia niños y adolescentes son tareas urgentes.
Tengamos un “botiquín” de ayuda psicológica e inteligencia emocional, sin quitarle importancia a las medidas estrictas de higiene: el monitoreo de personas con síntomas y su reporte al 51515, así como los servicios de atención gratuitos y disponibles 24/7 del Consejo Ciudadano para Seguridad y Justicia (55 5533 5533) son fundamentales.
El encierro total durante dos semanas en caso de haber estado en contacto con un infectado puede salvar vidas. Mientras las ideologías resuelven su reubicación recuperemos buenos hábitos alimenticios, higiene del sueño y coloquemos en la misma línea la retroalimentación de fuentes verificadas para no potenciar los problemas psicológicos y de salud física…los ideológicos tienen su propio ciclo de vida.
@guerrerochipres