La compañía estadounidense 3M, encargada de la producción de mascarillas en plena pandemia de coronavirus, está encarando dificultades para satisfacer la demanda de este recurso en el país, lo que se suma a un estado general de debilidad en las reservas de suministros médicos.
Mike Pence, vicepresidente de Estados Unidos y encargado de la fuerza de atención al coronavirus en la Casa Blanca, solicitó desde el 5 de marzo a la firma extremar sus actividades para garantizar la producción de mascarillas, reveló este jueves un reportaje de The Washington Post.
La compañía ha buscado la producción de 100 millones de mascarillas por mes, con la acción de sus fábricas en Dakota del Sur y Nebraska.
La falta de una respuesta contundente de la administración Trump al inicio de la epidemia, su cautela para solicitar a la industria la aceleración de la producción y un debate de largo aliento sobre otorgar protección legal a los fabricantes en medio de la emergencia sanitaria, han conducido a una escasez crítica de mascarillas para los trabajadores de la salud, examinó.
Estados Unidos es el país con más contagios de Covid-19 en el mundo, con 242 mil 182 casos confirmados, el doble del siguiente país más afectado: Italia, de acuerdo con estimaciones de la Universidad John Hopkins.
“La carencia de mascarillas para trabajadores de la salud en Estados Unidos, a pesar de las advertencias de que el virus estaba desolado partes de China e Italia, se ha convertido en un símbolo de los amplios errores de la nación en prepararse de manera adecuada para la pandemia”, acusaron los firmantes del artículo de The Washington Post, Jeanne Whalen, Rosalind Helderman y Tom Hamburger.
No fue antes del 2 de marzo que las autoridades federales realizaron una solicitud de emergencia para que los fabricantes de este insumo médico comenzarán la producción de material de repuesto para proteger a los trabajadores de la salud.
Durante años abogados especializados en salud pública han advertido que los suministros médicos en Estados Unidos son inadecuados a niveles graves. Expertos en pandemias han asegurado en los últimos 20 años que asegurar el abasto masivo de equipo y reservas médicas es indispensable para contener una crisis de salud como la que actualmente vive el país.
En cambio, han sido iniciativas voluntarias alrededor del país quienes han dado los primeros pasos para tratar de salvar la situación, mediante el zurcido de máscaras a nivel doméstico, entre otras operaciones, como la donación de equipo.
El gobierno federal ha comenzado la distribución de suministros entre los estados, sin embargo muy por debajo de las demandas locales, que son atendidas sólo parcialmente.
Expertos señalaron, sin embargo, que la producción de mascarillas podría acelerarse si Trump decreta el uso de recursos marciales en tiempos de guerra y ordena a los fabricantes industriales la producción de elementos específicos.
AR