¿Cuánto tardó en reaccionar el Gobierno federal ante una pandemia que tenía ya al mundo paralizado y acá el Presiente seguía en sus giras, sus besos y sus abrazos?
No hemos visto la peor parte de los contagios del Covid-19 en México y ahora sí las autoridades ya alcanzaron a una sociedad que no necesitó de que papá Gobierno les dijera qué hacer para cuidar sus vidas.
Y en la parte económica sucede lo mismo. Los primeros que tomaron medidas de contingencia fueron las empresas. Lo mismo aquellas que entendieron la necesidad de preservar las fuentes de trabajo e hicieron acuerdos con sus trabajadores, que los bancos que optaron por ofrecer esquemas de facilidades de pago de los créditos a sus clientes.
La realidad es que muchos funcionarios públicos dentro del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador sí le entienden y ven la gravedad de la inacción de la 4T. Pero bajo el modelo de un hombre todo poderoso, que asume en lo personal la mayor parte de las decisiones de este país, hay poco que hacer para que el Gobierno sea proactivo en estos momentos de crisis.
Pero que quede claro, el hecho de que no parezca que el Gobierno federal se tome en serio el tamaño de la recesión que enfrentamos y que no vean la dimensión de lo que vamos a enfrentar en materia económica.
Este es el momento de elaborar un plan de contingencia de la economía familiar. Es el momento de tomarse en serio esta crisis. Porque, de verdad, no hemos visto nada igual.
El hecho de que los bancos ofrezcan a sus clientes la posibilidad de diferir los pagos de sus créditos no significa que no querrán cobrar lo que se les debe. Tres, cuatro o seis meses de gracia sin cobros solicitados e intereses adicionales no implican una liquidez adicional para gastar.
Porque si bien buena parte del comercio formal tradicional está cerrado, los canales digitales y sobre todos los mecanismos informales siguen operando de manera normal. Cierto que las empresas comerciales suplican tener clientes en estos momentos, pero es el momento preciso de cuidar los ingresos.
La salud es un activo básico que debemos preservar. Claro, hay que asumir todas las medidas para no contagiarnos del Covid-19, pero el sedentarismo, el comer y el beber en exceso puede dejar secuelas que después nos cueste atender.
La 4T no está a la altura de la emergencia y eso a muchos nos indigna, pero hay otras tantas personas que lo ven de manera diferente y coinciden con el Presidente. Este desencuentro al interior de una familia que se mantiene en el encierro puede resultar en la pérdida de la salud mental. Y vaya que hay que cuidarla. Así que, no temas polémicos mientras dura la contingencia.
Hasta el momento, en materia económica no se ve que haya mucha seriedad del Gobierno federal para entender el tamaño del desafío que tiene México enfrente. En casa hay que tomarlo en serio y actuar en consecuencia.
@campossuarez