Ayer se registró el aumento más importante del número de contagiados de coronavirus de un día para otro en nuestro país: 450.

Y si bien comparativamente con otros países, el número de fallecidos no parece significativo (486 hasta ayer), el índice de letalidad en el país es superior a la media mundial.

Dicho en otros palabras, estamos comenzando a subir, a zancadas, la cuesta que nos llevará a la Fase 3, que el Gobierno, por razones desconocidas, se niega a declarar.

Como quiera, los días pasan, las declaraciones de Hugo López-Gatell y del presidente López Obrador de que estamos prevenidos se siguen dando un día si y otro también, en medio de las protestas de los trabajadores del IMSS, ISSSTE y de la Secretaría de Salud por no contar con los insumos necesarios y suficientes para su protección.

Prolongar la cuarentena parece buena medida; lo que no se explica la clasificación de municipios por colores (rojo para los contaminados, verde para los que no lo son y amarillo para los sospechosos), cuando el combate a la pandemia debe ser integral y no fraccionado.

Si vive en un municipio rojo y trabaja en uno verde, ¿cómo saber si no llevará el virus de un lugar a otro?

No tiene sentido.

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El lunes próximo sesionará la Cámara de Senadores para analizar y en caso votar la Ley de Amnistía con la que se busca despresurizar las cárceles.

Dicha ley facilita la liberación de los primo delincuentes, de aquellos que hayan cometidos robos sin violencia, de los indígenas que no hayan tenido intérpretes, presos políticos, entre otros.

Se trata no solo de apresurar lo que los legisladores de Morena califican como un “acto de justicia’’, sino de evitar que las cárceles se conviertan en un foco de infección de coronavirus.

La oposición ya dejó ver que acudirá pero no de buena gana a esta convocatoria por varias razones.

Una de ellas es que se cuestiona el hecho de que se convoque a votar una iniciativa que interesa al Jefe del Ejecutivo y no a la discusión de programas que pudieran ayudar a empresas y trabajadores a sortear los efectos económicos de la pandemia.

Ricardo Monreal tendrá que hilar fino, muy fino, para sacar el tema porque muchos legisladores no están muy convencidos de los beneficios de esta ley, sobre todo porque se prevé que la delincuencia se incremente en las próximas semanas.

A ver.

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El Gobierno de López Obrador se tardó, pero finalmente la Unidad de Inteligencia Financiera informó que investigan al ex primer compadre de la nación, Luis Miranda, por probables actos de corrupción en su paso por la administración pública federal.

Miranda es actualmente diputado y era -o es- de los hombres de más confianza de Enrique Peña Nieto desde la gubernatura del Estado de México.

Hoy diputado federal, se ha caracterizado por nadar “de a muertito’’ y tratar de hacerse invisible no solo para los medios de comunicación sino hasta para sus compañeros de bancada.

No ha sido relacionado con el tema de la “Estafa Maestra’’, a pesar de su paso por la Secretaría de Desarrollo Social, pero el desparpajo que le permitía ser el compadre del presidente incomodaba hasta a los mismos priistas.

Hoy está bajo los reflectores, a pesar de que ha hecho hasta lo imposible por pasar desapercibido.

¿Por qué será?

Lo raro, rarísimo, es que el anuncio se de justamente cuando comenzamos la etapa más peligrosa de la pandemia del Covid-19.

Pero no es otro bola de humo, porque este Gobierno ya no lo acostumbre…¿o sí?