El nuevo coronavirus SARS-CoV-2, que tiene en jaque a más de 200 países del mundo por la neumonía atípica que provoca, ahora llamada Covid-19, ha dado un respiro, aunque leve, a la ciudad china de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, luego que ahí se vio nacer la cepa en un hombre de 55 años, en noviembre del año pasado.
En diciembre, la comunidad médica se dio cuenta que trataba con un padecimiento inédito, y fue en enero de 2020 cuando se informó del brote… aunque pasaron dos meses más antes que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara oficialmente la pandemia por el virus.
Entre las medidas adoptadas por el gigante de Asia para frenar los contagios, que a la fecha le dejaron 3 mil 352 muertes, se cuenta una cuarentena que implicó un encierro total para los 11 millones de habitantes de la capitalina Wuhan.
Pero la aplicación de la cuarentena no fue más difícil que levantarla, apenas el pasado 8 de abril.
Las personas que poco a poco comenzaron a salir a la calle deben presentar con su teléfono un “código sanitario” que les permite la entrada al metro, usar taxis y acceso a lugares públicos.
En las calles y banquetas de Wuhan (centro político, económico, financiero, comercial, cultural y educativo de China central) ya se ven atascos de gente y autos, vida en los parques y actividades cotidianas… pero que las apariencias no engañen, aún hay restricciones.
Por ejemplo, para viajar desde la ciudad a orillas del río Yangtzé a Pekín es necesario, primero, solicitar un permiso a las autoridades locales, refieren publicaciones como el diario El País.
Una vez aprobado se puede solicitar el billete de tren o de autobús (aún no se han reanudado los vuelos). Y toca esperar sentado: solo pueden viajar mil personas al día desde la urbe hasta la capital.
“Además, hace falta someterse a la prueba del coronavirus, cuyos resultados se reciben en 48 horas.
Pero su validez es de solo una semana desde que se toma la muestra, por lo que si el billete de tren tarda en aprobarse, es posible que toque someterse a una segunda”, describe la periodista Macarena Vidal, y agrega que, al llegar a Pekín, es necesaria una segunda prueba, un análisis de sangre, y una cuarentena domiciliaria, o en un centro designado, de 14 días.
El miedo aún no se muda de la ciudad donde murieron más de 2 mil 500 personas.
Control hacia adentro… y hacia afuera
Una vez que las restricciones sociales fueron suavizadas en China, incluyendo la ciudad donde nació el virus, las medidas de control no se han desaparecido de un día a otro, y el temor más fuerte es el de una nueva ola de contagios, sobre todo por parte de visitantes foráneos.
Aplicaciones móviles controlan los movimientos de los ciudadanos. Un código de salud se enseña para ingresar a restaurantes, centros comerciales o el metro. Ahí se indica si una persona ha estado en contacto con alguien contagiado por Covid-19. “Si alguien se cruza con una persona diagnosticada del coronavirus su código pasa a rojo, y aquéllos que le rodean, amarillo”, reseña el diario español La Razón.
Los colegios en Wuhan todavía siguen cerrados como en el resto del país, y no hay fecha para la vuelta a las aulas.
A virus suelto… ganancia de repartidores de comida
Reutres
Ante la imposibilidad de salir a la calle a comer en espacios públicos, o bien por el cierre de muchos comercios, la empresa Uber Eats informó que, en Europa, las órdenes de entregas de alimentos en su plataforma aumentaron 59% en marzo, en relación con febrero.
Y es que en ese continente, la mayoría de las naciones dispusieron confinamientos en casa para contener el Covid-19, lo que ayudó a compensar el impacto en la demanda por cierres de restaurantes.
Uber Eats, que compite con firmas similares de entrega de alimentos como Deliveroo, Takeway.com y Just Eat en las órdenes de comidas, ya está ofreciendo alcohol y productos seleccionados de tiendas de conveniencia.
El gerente general de la división europea, Stephane Ficaja, dijo que la tasa de incursión de tiendas en su plataforma se había duplicado en marzo, ya que los locales buscaron nuevos canales para entregarles pedidos a sus clientes encerrados en sus casas.
El dato destaca la escala del impulso de las firmas de entregas a domicilio en el mercado de ventas de alimentos, donde ha detectado un nicho para que los productos sean enviados mucho más rápido que en las plataformas tradicionales online que manejan los grandes supermercados.
Más de mil tiendas de conveniencia y alimentos operan en la aplicación de Uber Eats en Europa, y más de 3 mil 500 negocios a nivel global.
LEG