Ha encabezado las listas de los hombres más influyentes del mundo por ser el máximo líder de la religión católica (casi mil 500 millones de seguidores en el orbe), además de ser el primer latinoamericano en ocupar dicho cargo; su nombre es Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco I, quien se ha convertido en una luz de esperanza en medio de la tormenta por la que está pasando el mundo entero debido a la emergencia sanitaria que provocó el nuevo coronavirus.
El pontífice se ha dedicado a enviar mensajes y oraciones para tranquilizar a la humanidad, así como a pedir a los gobiernos que disminuyan las sanciones y reduzcan o perdonen las deudas de los países más pobres.
“Este no es un momento para la indiferencia, porque todo el mundo está sufriendo y necesita estar unido para enfrentar la pandemia”, mencionó en una de sus bendiciones papales dirigida al mundo en referencia a este mal.
Mostró su preocupación por las mujeres, quienes más padecen la situación al ser empleadas del sector de salud, policías, trabajadoras de tiendas y, especialmente, aquellas que son más vulnerables a sufrir algún tipo de violencia doméstica.
Durante uno de sus mensajes en esta temporada de Pascua mencionó a Venezuela, siendo el único país de América Latina al que se dirigió: “Que el Señor de la vida permita alcanzar soluciones prácticas e inmediatas en Venezuela, orientadas a facilitar la ayuda internacional a la población que sufre a causa de la grave coyuntura política, socioeconómica y sanitaria”.
Y al Viejo Continente le pidió resurgir, así como lo hicieron durante la Segunda Guerra Mundial, gracias a su “espíritu de solidaridad”.
El Papa número 266 creó una comisión dedicada a enfrentar las necesidades creadas por la pandemia. Dicha comisión está compuesta por distintos departamentos y organizaciones del Vaticano.
¿Será que sus mensajes, plegarias, fe y devoción logren alumbrar ese camino tan oscuro que opaca al planeta, para poder renovarse y salir de esta crisis victoriosos?
LEG