En un texto reciente sobre la posibilidad de un proceso de revocación durante este sexenio, Jorge G. Castañeda escribe: “Toda votación binaria —revocación, referéndum, plebiscito— unifica a la oposición. Cuando ésta se muestra dividida (…) le permite converger sin ponerse de acuerdo en candidatos o programa: solo en el ‘No’” (Nexos, 14/4/20). En dado caso, lo único que necesitaría hacer la oposición —PAN, PRI, MC, PRD— en 2022, sería asegurar la unidad en torno al “no” y sustentar muy bien sus razones para este.
Otros procesos también se pueden volver una cuestión de “sí” o “no”. Diversas campañas presidenciales en todo el mundo se construyen bajo la narrativa simple pero potente de “cambio” o “continuidad” —de hecho, se podría argumentar que todos los procesos electorales se reducen a un tipo de lógica binaria como “buenos” vs. “malos”, “estoy mejor” vs. “estoy peor”, etc.—. En México, uno de los ejemplos más notorios fue la coalición que llevó a Fox al poder, llamada “Alianza por el Cambio”.
Entonces, ¿se puede hacer binaria una elección legislativa como la de 2021? Por supuesto. De hecho, la oposición deber hacer todo lo posible para que la batalla por la Cámara de Diputados sea una cuestión de “premiar” o “castigar” a López Obrador. Pero como cada partido opositor querrá ofrecer sus propias propuestas, lo conveniente sería homologar, entre la oposición real, un mensaje que “enmarque” la decisión como una cuestión binaria de “más” o “menos” poder a MORENA y aliados.
Pensemos en un enfoque así: que en todos sus spots televisivos, radiales y digitales emitidos durante el proceso electoral de 2021, PAN, PRI, MC y PRD —y quienes se sumen—, empiecen o terminen sus mensajes principales con una misma frase de lógica binaria. Todos, la misma frase, y solo cambiando el partido que pide el voto.
Por ejemplo, “Este 2021, castiga la ineptitud de López Obrador y MORENA. Vota PAN” o “México está peor que nunca y necesita un cambio. Vota MC”. Insisto, estos son ejemplos, pero una frase aceptada por los cuatro partidos sería relativamente fácil de crear. El tema sería la voluntad o no de usarla en todos y cada uno de sus mensajes.
Con una estrategia así, la oposición “enmarca” la elección como un “premiar” o “castigar” al presidente en un contexto económico complejo, lo que aumentaría las probabilidades de que MORENA y aliados perdieran la mayoría calificada que tienen. Y, al mismo tiempo, permite a cada partido ofrecer sus propias propuestas ya que no es un pacto de agenda común —algo difícil de lograr políticamente y también de explicar a la ciudadanía—, sino solo un tajante “no” a la administración actual.
@AlonsoTamez
DAMG