Mientras que en México hemos asimilado parcialmente la gravedad del momento en que nos encontramos y lo que nos falta por venir, de manera paralela se da un debate internacional por las cifras reportadas y registradas en China.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un llamado para revisar las cifras y estadísticas presentadas respecto a los fallecidos ya que los datos pueden cambiar identificando y contabilizando los decesos que se registran en centros de detención, clínicas, hospitales privados, laboratorios o casas para adultos mayores, que no habían sido relacionadas con el Covid-19.
Con la evolución de la pandemia en el mundo, se han detectado que dado al exceso de trabajo del personal de salud, el aislamiento en casa o los trámites alrededor del procesamiento de la información, no se ha llevado a cabo una contabilización de los contagios, casos de recuperación y defunciones que den certeza respecto al avance que, en algunos casos fue vertiginoso en diversos países.
La importancia de este señalamiento por la OMS, radica en el aporte de la experiencia de China y su propio aprendizaje para el manejo de la pandemia en el resto del planeta. Así China el resto de los países tendrá que pasar por esta etapa de recuento y aprendizaje sobre la experiencia para aportar información que en un futuro permita determinar los protocolos necesarios para el manejo y reacción inmediata ante la presencia de una pandemia.
Con esta perspectiva es inevitable pensar en lo qué pasa en nuestra ciudad. No me referiré a los cientos o quizás miles de casos de neumonía atípica que siguen reportándose y que posiblemente nunca lleguen a ser declarados como Covid-19 por falta de diagnóstico, dada la escasa cantidad de pruebas de detección producto de la necedad, falta de sensibilidad o negligencia en la definición de una estrategia que corresponda a la realidad nacional; me referiré al enorme número de condiciones que podrían propiciar que los numero de muertes se perdieran o se confundieran ante el manejo que se le está dando a la situación con esfuerzos aislados y poco contundentes de identificación y atención del problema.
En nuestra ciudad tenemos lugares que pueden fácilmente convertirse en estos hoyos negros de la realidad que se suman a los ya detectados en China. Algunos ejemplos serían los miles de asentamientos irregulares que por su precariedad y la condición de hacinamiento no están en posibilidad de implementar ni la sana distancia, ni medidas mínimas de higiene o los miles de adultos mayores que viven en situación de abandono sin redes sociales de apoyo suficiente que superan en la realidad a los 6 mil declarados por la Secretaria de Inclusión Social.
Como estos ejemplos seguramente habrá muchos más y es ahí donde tendremos que preguntarnos si, más allá de cuentas alegres, ¿se estará aprovechando la valiosa oportunidad de aprender de la experiencia de otros países para no cometer los mismos errores?
Lo que es indiscutible es que no se puede combatir un virus si no se identifican y monitorean estos puntos, para esto se debe fortalecer el monitoreo, aislar tantos casos como sean posibles, ponerlos en cuarentena a ellos y sus contactos más cercanos, hacer pruebas y tratar medicamente todos los casos, para así romper las cadenas de transmisión y poder salir lo más rápido posible de esta situación que esta costando vidas, bienestar y tranquilidad de todos los mexicanos.