Tres son las dimensiones con las cuales se puede medir y enfrentar la crisis que se vive actualmente: sanitaria, económica y de gobernabilidad. Esta última, poco abordada en las últimas semanas, debería tener encendidos los focos rojos de las autoridades.
La prensa, en particular los medios internacionales, han registrado con sorpresa la entrega de despensas en municipios de alta marginación por parte de los principales cárteles de la droga que operan en el país y que, en muchas ocasiones, se disputan entre ellos los territorios en donde existe una clara ausencia del Estado.
Los operativos de grupos criminales como los cárteles del Golfo, Sinaloa, Jalisco Nueva Generación y Los Viagras, entre otros, tienen un denominador común: hombres fuertemente armados, muchos de ellos con uniformes militares, irrumpen en poblados de los estados en los que cometen sus ilícitos (Guanajuato, Michoacán, Jalisco, Sinaloa, San Luis Potosí y Tamaulipas) para hacer entrega de cajas que contienen alimentos, medicamentos e insumos para el hogar.
Las despensas tienen el logotipo de la organización criminal que las entrega y en ellas se indica que se trata de una ayuda a la población en el marco de la contingencia sanitaria del Covid-19.
Qué mayor muestra de la ausencia del Estado, en sus tres niveles, que la suplementación de la ayuda social y la protección que las autoridades deberían garantizar a la población por parte de los grupos criminales que tienen en jaque la seguridad y, en muchas ocasiones, la estabilidad de distintas regiones del país.
Al parecer, la contingencia sanitaria no ha detenido a quienes hacen del crimen una forma de vida. Apenas el pasado domingo se registró el día con mayor número de homicidios dolosos (105), de acuerdo con cifras oficiales del Sistema Nacional de Seguridad Pública. En lo que va de este mes, han sido asesinadas 1,605 personas, un promedio de 84 cada día.
Uno de los retos que la autoridad federal y los gobiernos locales enfrentan es la omnipresencia de los grupos criminales en las zonas de alta marginación, ahí donde las ayudas no llegan o lo hacen de forma tardía. Escenario complicado sería, como muchos académicos y expertos vaticinan, que los cárteles comiencen a repartir aquellos insumos que la población requiere para hacer frente al Covid-19.
Más grave sería que, ante el posible surgimiento de un mercado negro de productos como geles, mascarillas o guantes, sean estas organizaciones las que tomen el control en algunos estados. Menuda prueba para gobiernos y sociedad la de confrontar con todo el peso de la ley y dar la espalda a quienes lucran en uno de los momentos más críticos que a México le ha tocado vivir.
Segundo tercio. El regreso a clases previsto por la SEP para el primero de junio dependerá de la evolución de la pandemia. Se trata de un estimado, que podría ser ampliado.
Tercer tercio. “No usen este virus como una oportunidad para pelear o sumar puntos políticos. Es peligroso, es como jugar con fuego…Hemos visto la tragedia y necesitamos solidaridad internacional. Lo diré una y otra vez, es el problema político el que puede alimentar aún más este problema”. Muy oportuna reflexión la del director de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
@EdelRio70