El 28 de abril de 1923, se dio por inaugurado el Estadio de Wembley en el barrio que lleva el mismo nombre y que fue destinado como un recinto de multitudes, aunque está claro que el futbol ocupó la mayor parte de sus entradas. Wembley es uno de los escenarios que prácticamente albergó todas las competencias más importantes del mundo y donde los inglese tuvieron la mayor alegría en el deporte que inventaron.
Como era de esperarse, fue con un partido de futbol con el cual Wembley cobró vida. El Bolton y el Eest Ham se enfrentaron en la final de la FA Cup de aquel año y ya en ese primer partido se veía el monstruo que dejó un anhelo absoluto por jugar al menos una vez en la vida en su cancha.
La capacidad del estadio en ese momento era de 125 mil personas, pero para la final se aglutinaron más del doble: 300 mil almas que tuvieron que ver la forma de encontrar un lugar para disfrutar del encuentro. A falta de espacio en las tribunas, los alrededores del campo sirvieron como una extensión de la grada.
El encuentro lo ganó el Bolton por 2-0, y a partir de ese momento se dio la patada inicial a una serie de historias que encumbraron a los grandes exponentes del balompié mundial. Desde Pelé, Best, Eusébio, Maradona, Fontaine, Cruyff, Müller, Charlton y una infinidad que se mantuvo a la sombra de las leyendas y que, sin embargo, también pueden presumir de haber jugado enfrente de una afición inmensa.
El momento cumbre
Para el futbol inglés no existe un momento más memorable en su historia que el protagonizado en 1966 con Wembley como marco a la gesta. Primera y única Copa del Mundo disputada en Inglaterra y misma aparición primeriza que tuvo el “Equipo de la Rosa” en la final, la cual ganó a Alemania Federal por 4-2, aunque siempre quedará la polémica de aquel gol fantasma que pudo cambiar la historia. Inglaterra obtuvo su primer y hasta ahora único título mundial.
El tiempo prosiguió con su paso y vio como finales de Eurocopa y Copa de Campeones se realizaron al interior del coloso de Londres. Desde la consagración del Ajax de Cruyff en 1971, hasta el momento que entró en la élite de los entrenadores ganando la final de de la Copa con el Barcelona en 1992 con el gol de Koeman que aún se escucha en el recuerdo fuerte y nítido.
Una última distinción llegó en 1996, cuando albergó la final de la Eurocopa de ese año que protagonizaron Alemania y República Checa y en donde los alemanes refrendaron la teoría de Gary Linecker y de paso cobraron celebraron 30 años después de haber caído en la final de la Copa del Mundo.
Wembley dejó de ser funcional y para el año 2000 cerró definitivamente para dar paso a una nueva era. En 2002 comenzó su demolición y cinco años más tarde llegó una nueva estructura; más moderna, más impactante, pero con menor capacidad. Se priorizo la funcionalidad y la comodidad a la inmensidad de espacio en las tribunas que acarrearán mares de personas.
Hoy es de nuevo un referente el el mundo del futbol. De hecho, nunca dejó de serlo. Lo que ocurre es que se extrañan los partidos en donde se podía apreciar una masa incalculable que alentaba durante 90 minutos a los gladiadores del balón en una arena que bien pudo competir con el estruendo y las celebraciones registradas en el Coliseo Romano.
LEG