Cansados de deambular en solitario como perro sin dueño para conformar un contrapeso que se aproximara un poco a lo que es la oposición, los legisladores de partidos diferentes a Morena, unidos, se niegan a cualquier convocatoria de ese partido para hacerle sentir al pueblo de México que existen.

El pretexto es infantil, y la causa quieren magnificarla para justificar su enojo, pero ya no tienen argumentos ni pretextos. El Presidente solicita echar mano del presupuesto de Egresos ante la negativa de varios sectores de la población, que también se ubican dentro de una oposición improvisada, a otorgar dinero, llámese, Banco de México, empresariado, u otros grupos minoritarios.

La oposición quiere que López Obrador solicite préstamos al extranjero y no porque tengan una comisión del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional, sino porque lo considerarían como una derrota política del Presidente de la República, quien tuvo como una de sus mayores consignas no solicitar préstamos a los bancos internacionales.

La oposición hubiera querido que los muertos estuvieran en las calles, que los hospitales fueran insuficientes, que la carencia de medicina fuera alarmante, que hubiera millones de contagiados, que el personal médico cayera como moscas en las calles y avenidas del país, pero todo estaba previsto por las autoridades sanitarias.

Eso es lo que más molesta a los detractores que ahora se unen para tratar de demostrar que hay errores, pero, sobre todo, exceso de poderes como si no hubieran sido cómplices de esos excesos presidenciales, de los que muchos de ellos fueron beneficiarios.

En este caso, el dinero se destinaría a apoyar los deterioros de salud y económicos que causa la pandemia, desde luego que estarían vigilados con lupa, porque esa es la obligación de la oposición, pero desde ahora aseguran que la intención de López Obrador es la de tener facultades extraordinarias personales con el presupuesto como se hizo en el pasado.

El destino y la transparencia de los recursos destinados a salvar al país de esta crisis están muy bien definidos y su mecanismo para hacerlo visible está precisado desde ahora. Pero es el gran pretexto de una oposición individualista y poco creativa, porque lo que no pudo lograr en las urnas ahora quiere obtenerlo faltando a la sesión de la Cámara para aprobar la propuesta.

Senadores y diputados de oposición formalizaron un compromiso para crear un dique parlamentario que impida al presidente Andrés Manuel López Obrador y legisladores que lo respaldan, que los diputados voten la reforma presidencial que modificaría la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria, pues subrayan que no permitirán impulsar reformas que “vulneren el orden constitucional” del país.

¿Desde cuándo el PAN y el PRI son respetuosos del orden constitucional?

Los legisladores lopezobradoristas buscan modificar la Ley de Presupuesto para otorgar facultades al Presidente de la República que pueda cambiar el destino de los recursos del país ante cualquier emergencia, señalan sus opositores. Lo cual es inexacto ya que se convoca a los legisladores para que aprueben, por esta ocasión y en caso de emergencia, dichas atribuciones.

Los opositores hablan de los egresos en su totalidad como si fuera a disponer de todo ese dinero, cuando en realidad es sólo una parte. Es decir, la exageración que convierten en rumor los opositores se convierte en noticia con unos medios de información que hace mucho dejaron de cumplir con su tarea de informar para ponerse al servicio de sus anunciantes, socios y amigos.

A pesar de que los autodenominados “legisladores de contención”, son la suma de los grupos parlamentarios del PAN, PRI, PRD y Movimiento Ciudadano, a Morena sólo le falta un voto para que se apruebe dicha propuesta.

Y aunque no se apruebe, el Presidente de la República cuenta con el derecho de veto, que según la Constitución lo faculta para echar abajo cualquier decisión del Congreso, sobre todo en tiempos de emergencia. No se trata de una situación inventada, ya dijo el líder parlamentario del PRI en el Senado que tiene coronavirus, esperemos que no sea un mal por un par de días como le sucedió a su correligionario Omar Fayad.

Se duda que el bloque de opositores pueda mantenerse unido y sólido ya que entre ellos hay, por lo menos, un par de partidos políticos que pueden desaparecer en las próximas elecciones al perder su registro en buena parte del país o en toda la república por no alcanzar el mínimo de votos que exige la ley electoral.

Es ahí donde está el punto débil de los autodenominados opositores, porque más de un legislador podrá ser presa fácil de convencer sabiendo que su partido puede no pasar la prueba de la elección en cuanto se lleven a cabo las elecciones intermedias del próximo año.

El senador perredista Miguel Ángel Mancera fue el último de los que no se había pronunciado sobre esta propuesta de los opositores, recordemos que Mancera le da oxígeno artificial al PRD en el Senado, a pesar de que ese partido no tiene derecho a tener representación en dicha Cámara, porque el mínimo de senadores debe ser cinco y ellos son tres, contando a Mancera, que no milita en ningún partido.

Los del bloque dicen que es posible que surja un traidor de la noche a la mañana, pero en realidad los traidores a su país y a sus electores son ellos, porque están impidiendo la salud de los mexicanos y la buena salud de una economía que ellos, en su momento, no supieron cuidar. PEGA Y CORRE. – Hoy, Día del Trabajo, en buena parte del mundo se conmemora el trabajo, los derechos laborales alcanzados y por alcanzar, pero en México encontramos un empresariado dedicado a la política que exige del gobierno los beneficios ilícitos que obtuvo en el pasado… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

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