Los fieles están regresando al Muro de los Lamentos en Jerusalén, mientras el lugar de oración más sagrado del judaísmo reabre gradualmente y con precauciones ante la amenaza del coronavirus.
Según las reglas establecidas, hasta 300 visitantes pueden acceder a la vez al Muro de las Lamentaciones, un remanente de dos antiguos templos judíos en la Ciudad Vieja de Jerusalén, y deben usar mascarilla.
“Los fieles que tanto han anhelado visitar las piedras sagradas y rezar delante de ellas pueden volver respetando las restricciones del Ministerio de Sanidad”, dijo el rabino principal del lugar, Shmuel Rabinowitz.
Pero la plaza de oración que da al muro, que en las festividades más importantes en el pasado se llenaba de miles de personas, está subdividida por barreras y tabiques de tela que forman claustros temporales con capacidad para 19 fieles cada uno, el límite actual.
Los servicios de oración judíos completos requieren un quórum de 10 personas.
PAL