Durante muchos años en México el pago de impuestos se vio como un sinónimo de ingenuidad. Pagar impuestos era caer en la tontería más grande que un mexicano podría hacer en su vida. Más aún si eran empresarios.
Algunos contadores tenían entre sus méritos para ser contratados que con ellos pagarían menos impuestos que con otros. Ellos se las sabían de todas todas, a pesar de que los formatos para los pagos fiscales nunca han sido fáciles de entender. Menos aun cuando se cambiaban constantemente con el pretexto de evitar la evasión.
Los tiempos han cambiado, por lo menos eso anuncia el actual gobierno y habrá que darle el beneficio de la duda, porque anteriormente no se pagaban impuestos porque era sabido que con las administraciones del PRI y del PAN, buena parte de ese dinero iba a parar a los bolsillos de los funcionarios públicos deshonestos.
Ahora no sólo han cambiado los formatos para pagar impuestos, existe la intención de hacer las cosas diferentes, sobre todo cuando ahora es del dominio público que hubo en el pasado una gran cantidad de empresas, muy poderosas, que nunca pagaron impuestos, o, en el mejor de los casos, no pagaban lo que debían pagar.
Cemex, Telecom, América Movil, Telmex, Grupo Modelo, Grupo México, Soriana, Industrias Peñoles, Walmart, Urbi, Carso, Liverpool, Coppel, Bimbo, Coca cola, Televisa, Elektra, Kimberly, Bachoco, TV Azteca, Mexichen, Sears, son sólo algunas de las empresas consentidas del viejo régimen a las que les perdonaban impuestos con los que pudo renovarse el sistema de salud, pero preferían las dádivas de los empresarios que hacer su trabajo con honestidad.
Esto explica que muchos de los propietarios de estas empresas ataquen a la administración pública desde sus fundaciones como es el caso de Claudio X. González, dueño de Kimberly-Clark, a través de Mexicanos Primero y otras asociaciones civiles que intentan desestabilizar al actual gobierno.
La necesidad del pago de impuestos en estos días es una acción de vida o muerte. El gobierno necesita dinero y aunque los pronósticos de los conservadores sean pesimistas, a últimas fechas se ha visto que económicamente la gente ha respondido ante el peligro de que la crisis sea mayor.
Uno de estos casos fue el hecho de que durante marzo del presente año subieron más de 49 por ciento el envío de divisas, en relación con el mismo mes del año pasado, contrariamente a lo que pronosticaban muchos “analistas” de los medios y los enemigos declarados del actual régimen. Es decir, aumentó el envío de dinero de los mexicanos que trabajan en el extranjero.
Por otra parte, aunque el pronóstico de las consultoras y calificadoras de solidez financiera haya dicho que en México la inflación se iba a disparar, en lo que va del año, apenas aumentó 2 por ciento. Lo cual da las nociones de que la crisis económica no es tan grave como lo anuncian los medios y los “analistas” de la tele.
Ahora, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, –a la que inscribió con calzador Salinas de Gortari para comprobar que la economía de México estaba en los primeros lugares del planeta–, asegura que México enfrentará una severa crisis en cuanto a la caída de impuestos, comparada con el resto de los países miembros, que son 30. Es decir, los pronósticos son mal intencionados y en recaudación de impuestos hay miles de millones de pesos que unas 30 empresas se niegan a apagar.
Por su parte, el Servicio de Administración Tributaria, de Hacienda, recordó a la ciudadanía la ampliación del plazo para la presentación de la declaración anual al 30 de junio, debido no sólo a la situación económica crítica de estos días sino porque existen algunas fallas en sus sistemas informáticos.
En otros países los ciudadanos se muestran orgullosos de pagar impuestos, saben que es una obligación que les conducirá a tener más derechos, pero sobre todo un mejor nivel de vida, a pesar de que muchos de los estadounidenses saben que el 59 por ciento de los impuestos, es decir, el producto de su trabajo va a parar a la industria militar del país y a la muerte de muchos de sus jóvenes en guerras e invasiones, como acaba de suceder en Venezuela.
México tiene ahora la posibilidad de reactivarse rápidamente de esta pesadilla que el planeta entero sufrió, si los mexicanos pagamos impuestos y también si somos acuciosos vigilantes del destino de los dineros de esas recaudaciones. No podemos cumplir con la obligación de pagar impuestos sin tener el derecho de vigilar su destino.
Cuando los mexicanos vean, constaten, comprueben que el destino del dinero de sus impuestos tiene un buen fin, en ese momento muchos de quienes retienen ese dinero lo pagaran no sólo con gusto sino con orgullo.
Desde hace muchos años en México la evasión fiscal forma parte de las ganancias de los empresarios, en lugar de crear los equilibrios que todo empresario debe impulsar cuando se realiza una tarea responsable desde ese segmento privilegiado de la población.
Pagar impuestos es una obligación, vigilar su correcta aplicación, un derecho. PEGA Y CORRE. – Emisarios del pasado quieren desacreditar a los actuales responsables de la salud en el país. Son, de verdad, unas fichitas. José Narro, Julio Frenk y Salomón Chertorivski aseguran que en la conducción de la epidemia de Covid-19 existe falta de rectoría del gobierno federal, no hay claridad en las directrices de la Secretaría de Salud a los estados, aseguran que la información no es clara, concisa, consistente y creíble. Los exsecretarios de Salud tienen poca memoria y carecen de vergüenza: José Narro, peleó el liderazgo del PRI en su momento más corrupto, dejó más de 300 hospitales en obra negra que inauguró su jefe; Julio Frenk, secretario de Salud de Fox, ahora es mercader de vacunas que no sirven más que para engrosar su bolsillo, y Salomón Chertorivski, secretario de Salud de Calderón, se dice ahora preocupado por la salud. No podemos creerles…Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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