El desahogo del expediente de Genaro García Luna, secretario de Seguridad Pública del Gobierno de Felipe Calderón 2006-2012, tendría dos derivaciones inesperadas: la revisión del Centro de Investigación y Seguridad Nacional de 1985 a 2018 y la “autorización” del Gobierno de EU en los contactos del funcionario con los cárteles.
En 1985 el director de la Dirección Federal de Seguridad, José Antonio Zorrilla Pérez, fue cesado del cargo y luego le quitaron la candidatura a diputado local hidalguense, pero no por el caso Manuel Buendía, sino porque el embajador John Gavin lo acusó de haberse “pasado” al servicio de inteligencia de Alemania comunista, el STASI. Un reportaje del The New York Times en julio de 2085 alertó a la CIA.
La DFS nació del venero de la CIA y de ahí pasó a servir a organismos de inteligencia y seguridad nacional de EU. Por eso Miguel Nazar Haro, cuya sobrina trabajó con un jefe de estación de la CIA, siempre fue protegido de delitos de represión y venta de autos robados.
La DFS derivó en DISEN con Manuel Bartlett como secretario de Gobernación y luego en CISEN bajo Joseph-Marie Córdoba Montoya y el propio presidente Salinas de Gortari. A finales del Gobierno de López Portillo la DFS se dedicó a proteger narcos y cárteles.
En este contexto, García Luna fue una pieza de los servicios de inteligencia y seguridad de EU y sus estrategias laxas de combatir al narco, pero no para destruirlo sino para controlarlo como aportador de droga para la comunidad de marginados estadounidenses que sólo así controlaban su propensión a la violencia. Esos secretos y no otros son los que puede negociar para aflojar su caso. García Luna sabe la operación del espionaje de EU en México en los últimos veinte años.
García Luna salió del CISEN y su carrera policiaca la hizo con el apoyo y beneplácito de EU. Por eso la embajadora Roberta Jacobson volteó hacia otro lado y ahora no sabe cómo justificar esa relación.
Zona Zero
- A partir de la experiencia de medios extranjeros con los números de afectados por el coronavirus y las investigaciones de tres importantes diarios, hay indicios de que preparan lo mismo con la revisión desde fuera de las cifras de seguridad, homicidios dolosos y coronavirus. Es la hora de que la estrategia de seguridad impulse organismos sociales de investigación para abrir el abanico de opiniones.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
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