El y ellos iban a sacar al país del riesgo.

Lo prometieron y dijeron cómo.

Ellos criticaron con rudeza a gobiernos anteriores, los neoliberales.

Cabe recordar que en la precampaña y en la campaña presidencial, Andrés Manuel López Obrador siempre dijo que los militares “debían regresar a sus cuarteles y no ser parte de la lucha contra el crimen”.

 

Pero no fue solo él, también lo hicieron integrantes de su equipo que son notablemente incapaces, pero leales.

En aquel entonces manipularon y acusaron al Gobierno en turno  de usar las instituciones en favor de sus intereses particulares, el colmo de la indecencia.

 

Esa táctica de desprestigiar ahora no funcionó y Andrés Manuel López Obrador hizo valer su condición de Presidente con decretazo a modo.

“Se ordena a la fuerza armada permanente a participar de manera extraordinaria, regulada, fiscalizada, subordinada y complementaria con la Guardia Nacional en las funciones de seguridad pública a cargo de esta última, durante el tiempo en que dicha institución policial desarrolla su estructura, capacidades e implantación territorial….”

 

Es su manera de responder a este desafío contra su continuidad histórica y contra su futuro.

“aunque me critiquen de querer militarizar al país, insistiré en que las Fuerzas Armadas deben de realizar tareas de seguridad pública… se necesita de la disciplina y profesionalismo del Ejército y de la Marina para enfrentar el problema de inseguridad y violencia, porque no quiero, lo digo con toda franqueza, que la Guardia Nacional termine como la Policía Federal Preventiva, porque sería un rotundo fracaso”.

Lo que para unos es derecho, para otros es deber.

Siempre que se lo han pedido, han ido y esta vez lo harán, como siempre: “estoy convencido que la Guardia Nacional tiene que tener relación estrecha con las Fuerzas Armadas, que como se concibió la Policía Militar y la Policía Naval tiene que formar parte de la Guardia Nacional y el mando tiene que estar adscrito a las fuerzas armadas¨.

 

Eso sí, el Presidente tiene preferencias.

Arreciaron las críticas de la oposición por el uso que está llevando a cabo el Presidente de las instituciones militares, pero solo para dar guerra.

Pero se les olvidó que el Presidente siempre tiene argumentos de ataque: “estoy convencido de que es necesario, y como no tengo problema de conciencia, por eso puedo plantearlo”.

 

Mientras todos los ojos apuntan a quien será el número dos y en medio de una confusión de liderazgos, algunos hablan del primer peldaño de totalitarismo y corrupción.

 

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