Dra. Martha Tarasco Michel
La OMS ha señalado que los pacientes con discapacidades son los más vulnerables en la pandemia.
La Revista médica The Lancet, publicó el pasado 20 de marzo que las medidas ante el Covid-19 deben ser incluyentes con los discapacitados.
En el mundo hay más de mil millones de personas que viven con diversas discapacidades. Causan aislamiento y dependencia. La causa global más frecuente, son los trastornos neurológicos, tanto en niños como adultos. En el triage, no debe excluirse a un paciente discapacitado por su discapacidad.
Existen muchas alteraciones funcionales que son una barrera social, económica y de interrelación humana, que desde un enfoque social considera que no es el cuerpo la causa de la discapacidad, sino estos tres factores. Desde el enfoque clínico hay una dificultad biológica que dificulta ciertas funciones.
Existen discapacidades de distintos tipos:
1. Físicas: causadas por parálisis o dolor que impiden o dificultan movilidad. Y afección de órganos vitales: cardiopatías, o trastornos pulmonares que imposibilitan el esfuerzo.
2. Mentales: alteraciones de conducta para una convivencia social adecuada.
3. Sensoriales: afecciones de audición, vista, y lenguaje como en las afasias, en que a pesar del pensamiento íntegro y no alterado, no se expresa, ni entiende lo que lee o lo que escucha.
4. Intelectuales: son limitaciones o alteraciones de inteligencia.
5. Neurológicas: presentes en otras discapacidades. Atención muy especializada. Y los virus, tienen afinidad por el sistema nervioso.
Hay comorbilidades diversas en cada tipo y con la pandemia, aumenta la mortalidad. Tienen menos posibilidades de acceder a los servicios de salud, por el virus, y por otras enfermedades. Suelen ser un grupo discriminado y relegado.
La información al paciente en un modo comprensible, requiere más tiempo, y estrategias, como un intérprete de lenguaje de señas, en hipoacusia. Los trastornos mentales requieren supervisión siquiátrica, si hay crisis de ansiedad, o violencia, en confinamiento, y en hospital.
Los trastornos intelectuales atienden a muestras de cariño y “premio” por colaborar. Requiere frecuencia de repetición de indicaciones. Si está hospitalizado, el familiar no está presente y no podrá dar su consentimiento. El médico toma este papel que debe anotar en el expediente. En la afasia, usar estrategias de dibujo o mímica.
Todos los pacientes con discapacidad requieren de asistencia. Hay que cuidar que puedan tener acceso a las necesidades básicas de salud, y cotidianas. No segregarlos en la pandemia. El virus tiene un efecto distractor ante otras enfermedades que deben ser atendidas.
Debido a que este grupo de pacientes tendrá mayor riesgo de infección y de comorbilidades, el personal de salud debe ser alertado en su atención, ya que la familia no ingresa al hospital. Por ello, deben avisar que padece una discapacidad para recibir una atención complementaria.
La telemedicina permite continuidad en el manejo y en el hospital establecer áreas “seguras”, para la atención de otras patologías.
*Profesora Investigadora de la Facultad de Bioética de la
Universidad Anáhuac México
LEG