La crisis provocada por el coronavirus en el mundo, ha obligado a gobiernos, legisladores y especialistas a buscar las mejores formas de gestión de la pandemia para aminorar sus nocivos efectos. Por ejemplo, la medida del ingreso mínimo vital a la que me referí en una colaboración anterior, y que ha sido una vía alternativa en otras naciones, en México va ganando terreno en los círculos políticos y especializados. Pero esa solo es una parte de las posibles soluciones, el espectro por atender es mucho más amplio.

 

De acuerdo a proyecciones de diversos organismos internacionales, el impacto económico por el coronavirus en el mundo podría duplicar el número de personas que padecen hambre extrema. Según estimaciones del Programa Mundial de Alimentos de ONU, la cifra podría alcanzar los 265 millones de afectados para finales de este año.

 

Pero aún más, en términos sociales los organismos internacionales evalúan la posibilidad de que las tensiones sociales y políticas se intensifiquen, especialmente en los países más vulnerables al hambre. “La incertidumbre sobre el futuro impacto de la pandemia combinado con las restricciones de movimientos, el elevado desempleo, el acceso limitado a la comida y la erosión de los ya frágiles niveles de vida pueden generar descontento y añadir gasolina a la violencia y el conflicto”, señala el estudio.

 

Estos datos deben alentar para anticiparse a los pronósticos y no sólo reaccionar a las consecuencias. Esto implica hacer una revisión de las dimensiones del problema y los sectores que podrían ser los más afectados que, invariablemente, son las zonas más pobres y vulnerables.

 

En febrero de 2017 se publicó en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México la Ley para la Donación Altruista de Alimentos. Iniciativa que presenté y fue aprobada por unanimidad por la extinta Asamblea Legislativa, con el objetivo de hacer valer el artículo 4 de la Constitución Política de México, de garantizar a toda persona el derecho a una alimentación nutritiva, suficiente y de calidad.

 

También es propósito de la ley promover la creación de Bancos de Alimentos que además involucra la participación del sector privado, las organizaciones de la sociedad civil y por supuesto de los ciudadanos. Hay que apuntar  que algunas entidades del país ya cuentan con legislaciones similares, pero son los menos.

 

En estos críticos momentos, veo como una alternativa promover a nivel nacional la creación de bancos de alimentos y la donación altruista de alimentos, como una medida para apoyar a las personas de escasos recursos y ante la posibilidad de la escasez en la distribución alimentaria.

 

Por eso ya trabajo en una ley general que cumpla con ese propósito, no como un acto de caridad sino de solidaridad y política pública.

 

                                                                                                                                            @mauriciotoledog