A todos, al final del día, los alcanza su destino. Entusiasmado con el avance de afiliaciones para su partido político, al expresidente Felipe Calderón se le cruzó no sólo el caso de Genaro García Luna y su expediente negro en EU, sino que perdió la oportunidad de su libro Decisiones difíciles para explicar la crisis de seguridad en su sexenio y la decisión de lanzar a las fuerzas armadas contra los cárteles.
Unos cuantos párrafos no cancelaron las exigencias de información, sino que sembraron mayores dudas. Aún en el hipotético caso de que García Luna hubiese actuado por su cuenta, entonces el Presidente de la República que convirtió su sexenio en de la seguridad en realidad no controlaba nada y por lo tanto falló como presidente.
¿Cómo fue que una decisión difícil como movilizar tropas contra delincuentes haya funcionado sin supervisión presidencial, y más cuando fue un ejercicio de la facultad constitucional presidencial de mover fuerzas armadas en nombre de la seguridad interior?
Sólo por esa falta de atención o escurrimiento del bulto de seguridad y de García Luna el libro de Calderón pierde valor. La fuerza de las decisiones difíciles no se localiza en el instante en que se toman, sino en cuanto se asumen las responsabilidades. En su libro Calderón se salva, pero deja sin cobijo a las fuerzas armadas que obedecieron sus órdenes.
En este sentido, el partido de Calderón carecerá de confiabilidad si su principal promotor escurre el bulto de responsabilidades presidenciales, sobre todo si al final de cuentas su partido tiene la única función de buscar que su esposa Margarita Zavala llegue a la Presidencia de la República en el 2024 para repetir las decisiones difíciles sin responsabilidad política.
Si Calderón no publica un alcance editorial en pequeño libro con sus explicaciones sobre seguridad y García Luna, en cada presentación política le estarán preguntando por su silencio y su primer libro se conocerá como silencios difíciles.
Zona Zero
- La declaración del secretario de Seguridad y protección Ciudadana, Alfonso Durazo Montaño, en el sentido de que basta con la solicitud de extradición oficial para arrestar a Ovidio Guzmán hijo de El Chapo, para entregarlo a las autoridades estadounidenses podría ser el aviso de que otros expedientes en curso están abiertos para arrestar a capos sin desatar guerras criminales.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
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