El domingo pasado el periódico estadounidense The New York Times publicó en su portada una larga lista de las personas que han muerto por el Covid-19 en los Estados Unidos. El objetivo de dicha portada era dimensionar la pérdida incalculable de vidas para el país vecino, lo cual, sin duda, generó una gran cantidad de reacciones, la más importante fue la falta de empatía de las personas y, por supuesto, de los políticos.
Hasta el momento, la cantidad de personas fallecidas en el mundo supera a las 98 mil y, al paso que vamos, en pocos días se superarán las 100 mil, lo que es, a todas luces, una tragedia. La falta de empatía hacia la tragedia es algo que actualmente no se comprende, porque a lo largo de la historia han ocurrido episodios similares en donde las personas se han comportado de una forma muy distinta, basta con recordar las terribles tragedias como el accidente de la planta nuclear de Chernobyl, del que se estima que hubo alrededor de 4 mil personas fallecidas, o como los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos, en el que fallecieron 2 mil 996 personas.
A la falta de empatía se suma la falta de liderazgo mundial. Cada país ha enfrentado la situación con sus propias estrategias sin haber ninguna acción en conjunto para detener la propagación del virus. La falta de coordinación puede ocasionar que se continúe la propagación. En estos momentos un liderazgo fuerte ayudaría a proporcionar estabilidad y rumbo ante la pandemia, sin embargo, parece que hay más interés por repartir culpas en vez de organizar un frente común. No es necesario hacer un señalamiento puntual, los países cuyos dirigentes han sido señalados por la prensa local e internacional por no actuar a la altura de las circunstancias.
En el caso de México, también hace falta empatía para comprender el sufrimiento que atraviesan las personas y entender la verdadera magnitud del problema, por todos aquellos que, en estos momentos se encuentran en un estado delicado de salud. La cantidad de fallecidos en el país ha superado el pronóstico inicial, porque ya van 7,600 defunciones. En México, la falta de empatía está provocando un gran desgaste en el tejido social.
Y es que el sufrimiento es para todas las familias, debemos pensar que a cualquiera le puede ocurrir, pueden ser nuestros familiares, vecinos o conocidos. Incluso, en estos días se dio a conocer un caso trágico de una familia en la CDMX con cinco integrantes, en la que el padre, la madre y tres hijos murieron a causa del coronavirus en el hospital. Frente a este tipo de sucesos, deberíamos ser más empáticos y estar en duelo, ya que cada vida cuenta.
Finalmente, a propósito de la falta de empatía, habrá que recordarles a los gobernadores que en estos momentos lo que se requiere es tener sensibilidad ante el reclamo ciudadano y no preocuparse por lo temas políticos; como en Aguascalientes, donde celebran el hecho de que han aumentado los contagios, con el argumento de que entre más contagios mayor inmunidad. Ante éstas desafortunadas declaraciones, lo políticos tienen que entender que esto no se debe tomar a la ligera, debido a que miles de médicos y enfermeras arriesgan sus vidas, en fin, hace falta mucha empatía.
MGL