Por mucho tiempo la política fue adoptada por muchos como la mejor manera de hacer dinero. Eran personas sin vocación que no tenían ni remota idea de lo que es su responsabilidad. Los tiempos cambiaron afortunadamente por el bien del país y de ellos mismos.
Este es el caso de algunos legisladores locales y federales de la oposición a quienes se les va la oportunidad de hacer política porque desconocen su trabajo.
La posibilidad de hacer presión fuerte y de manera contundente ni siquiera la vieron llegar, bueno, ni siquiera se dieron cuenta de que hubo un factor de actuación que dejaron ir.
En Veracruz, por ejemplo, los diputados federales de la oposición son proclives al oportunismo y no a la oportunidad. La mañana del lunes 25, una periodista preguntó al Presidente acerca de la creación de empresas fantasma en Veracruz, en alusión directa a un senador panista, quien asegura ser el candidato a la gubernatura.
El Presidente dijo que siendo de la oposición, es sólo política, y que habrá que tomarlo así. Sin afirmar ni negar nada. La reportera, en medio de la inmensidad de Palacio Nacional, nunca fue apoyada en las siguientes 24 horas por panista alguno, ni por legisladores de otro partido ni por el propio Rementería que dice estar al tanto de todo lo que sucede en su tierra. Silencio total.
Sabemos de la fragilidad de la honestidad de los diputados locales en Veracruz, que lo mismo apoyan una iniciativa que otra, con maiceada de por medio, pero tratándose de un tema que se subió al diálogo con el Presidente nunca hablaron al respecto.
Los panistas de cualquier lugar de la República debieron reclamar que la palabra de uno de sus compañeros era devaluada hasta la cancelación, pero tampoco supieron darle cuerpo a una protesta justa. La alusión a “un legislador del PAN” era motivo de reacción inmediata. Pero más aún la descalificación del Presidente hacia la oposición, pero el simple hecho de ser oposición es materia de defensa rápida.
Cualquiera pensaría en debilidad ideológica, pero es evidente que se trata de improvisación en la política de la oposición, sobre todo en Veracruz.
Nadie puede negar que la oposición ha abusado de la palabra en los medios y que cada día amanece pidiendo la renuncia de un nuevo funcionario de la actual administración, pero, a pesar de eso, debemos entender que la oposición es parte del gobierno.
Por si fuera poco, la situación en Veracruz es crítica, grave, como para que el Presidente dé muestras de tanto desconocimiento del lugar que -dice- es su tierra. Hizo gala de conocer muy bien la Constitución de ese estado al citar el artículo 11, que le da la ciudadanía veracruzana por ser hijo de padre veracruzano, pero con esa misma precisión debió conocer, al día, la situación de la entidad.
La impresión que tiene el Presidente del gobernador de Veracruz es de aceptación social, eran los inicios de su mandato, las cosas han cambiado y el desencanto que ha impuesto Cuitláhuac, es total. Eso no lo sabe el Presidente o lo esconde.
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