Desde mayo inició la fundación de la nueva etapa de seguridad en la capital nacional.
Se combinaron operativos para la detención de 18 integrantes de organismos delictivos de alta peligrosidad, los que se conocen, de dentro y de fuera de la CDMX; se operó no solamente de manera asociada o colaborativa, sino en diseño y dirección de operativos que antes estaban solamente en manos de la Marina o del Ejército, lo cual revela el aumento de capacidad táctica y de inteligencia; se impidieron totalmente los saqueos y se contribuyó a la noción de que la disminución de 67% en promedio de los 21 delitos considerados de alto impacto no solamente resultó de la pandemia y del consiguiente retiro de la víctimas del espacio público.
“Son rumores”, bromeó “cantando” la frase de la conocida pieza musical, a pregunta expresa, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, al referir que no hay más expectativa informada de cambios, se dijo este lunes, que los de carácter interno y en la Fiscalía de Ernestina Godoy.
Omar García Harfuch, titular de la SSC, presentó cinco ejes de blindaje a la seguridad en la nueva normalidad en que se hallan el tema de violencia familiar y de género, combate al robo de vehículo con y sin violencia, respaldo a peatón y usuario de transporte público, contención de venta ilegal de alcohol y narcomenudeo.
La SSC ha potenciado sus capacidades al reestructurar sus subsecretarías, involucrarse activamente en procesos de Inteligencia policial, coordinación vital para la impartición de justicia sin contradicciones ni contratiempos torpes. La fiscal, Ernestina Godoy, puso sobre la mesa dos cuestiones fundamentales: purgar los vicios policíacos y recuperar la confianza de la sociedad desde el inicio de la gestión, y lo ratificó este lunes en una coordinación sin precedente en 20 años de la vida capitalina, caracterizada por el frecuente desencuentro de los responsables de la Policía y de la entonces Procuraduría.
En el programa de fortalecimiento de seguridad capitalina, se recurre a subrayar la cercanía con la ciudadanía en un contexto en que, en alto contraste con lo que ocurre en Estados Unidos, el establecimiento de puentes entre el Gobierno y su brazo policial, con la sociedad y el tratamiento de las manifestaciones públicas por ejemplo, ha sido y podría ser de nuevo motivo de debate sobre los límites de la libertad y del quehacer de la autoridad policial.
A juzgar por la operación de los últimos dos meses, la seguridad no obedece a lastres burocráticos, trabajos duplicados y problemas de comunicación. Si los organismos criminales de alta peligrosidad dejaron de ser intocables, puede abordarse el enorme asunto de la violencia de género y el de la corrupción y las lagunas de obsolescencia policial.
Además de la relación entre número de ingresos a reclusorios y la emisión de sentencias que causen estado, el gran tema es el reporte y la denuncia ciudadana.
La nueva seguridad en una paradójica conversión de una situación de emergencia en una oportunidad: contener y disminuir la delincuencia.
@guerrerochipres