Infinidad de estudios han sido realizados para conocer los detalles de la mortal nueva cepa de coronavirus, la cual ha terminado con la vida de millones de personas alrededor del mundo. De acuerdo a un artículo publicado en la revista Science, investigadores deducen que el SARS-CoV-2 emplea al sistema inmune, alterándolo y trayendo graves consecuencias.

 

El texto expone que las células del endotelio responderían a los ataques alertando al organismo para que envíe plaquetas y células inmunitarias para tratar de reparar las fugas. El resultado, un atasco en los vasos sanguíneos pulmonares que llevaría a la formación de coágulos que se extenderían por el cuerpo y bloquearían la entrada de sangre a los órganos vitales.

 

Cuando el SARS-CoV-2 ingresa a los pulmones, invade las células en los alvéolos que transfieren oxígeno a la sangre. Alrededor de esos sacos hay capilares revestidos como ladrillos con células endoteliales. El virus invade directamente algunas de esas células; otros se “activan”, probablemente en respuesta a las señales del virus invasor y otras células dañadas. Algunas células infectadas probablemente se suicidan. “No es una muerte silenciosa donde la célula simplemente muere”, dice Mangalmurti. “Todo el contenido se escapa”.

 

La fase final de esa reacción sería la famosa tormenta de citoquinas, un ejército de células y moléculas enviadas por el organismo para luchar contra los invasores que acaba llevando a una inflamación generalizada,

 

Pacientes con obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares, considerados como población vulnerable por ser más propensos a complicaciones o fallecimientos, tendrían sus vasos sanguíneos dañados, lo que complicaría su estado de salud frente al virus, detalla el artículo.

 

Cabe recalcar que esta información se trata sólo de una hipótesis de algunos investigadores, y por el momento se continúan realizando ensayos clínicos con anticoagulantes y antiinflamatorios que buscan ser un tratamiento efectivo a la espera de la ansiada vacuna.

 

CS