De los autores de “Ya domamos la pandemia”, llega ahora “Ya inició la recuperación económica”.
No hay que esperar mucho de esta nueva entrega. Las mismas maromas discursivas, los mismos malos trucos con las cifras y en general un espectáculo deplorable de cómo se pretende obviar la realidad de una economía que hoy mismo sigue con su caída en vertical.
Eso sí, esta nueva puesta en escena tiene, al igual que todas las anteriores, un público muy amplio. Porque si bien son millones los que han decidido dejar de creer en el circo de la 4T, también son muchos millones los que siguen hipnotizados por aquel discurso de pretemporada presidencial de quien fue un muy buen candidato.
No, la economía mexicana no está en recuperación. Y tampoco significa que nos va a ir bien por que se pierdan un millón de empleos.
Los datos del Inegi de su primera encuesta telefónica de ocupación y empleo fueron para dejar frío al más ecuánime. En abril pasado más de 12 millones de personas perdieron su ingreso y no pudieron hacer nada para recuperarlo.
No porque no quisieran, sino porque esos trabajadores, formales e informales, no encontraron en ese abril pasado de confinamiento quien les pudiera ofrecer un puesto remunerado de empleo o dónde colocar su puesto de venta ambulante.
El millón de empleos perdidos, ese que para el Presidente implicaría que nos fue bien, tiene que ver con las plazas laborales registradas ante el Instituto Mexicano del Seguro Social, los trabajos formales.
Faltan todos aquellos trabajadores formales despedidos del sector público, los que trabajan por su cuenta sin registro a la seguridad social y los millones de trabajadores informales que se quedaron sin fuente de ingreso y sin una indemnización.
La película que vamos a ver es la misma de la Covid-19: datos fantásticos, híper optimistas, del Gobierno federal y una realidad que se muestra desgarradora para la sociedad.
Y el problema no es que aprendamos a vivir en los mundos paralelos: en ese que habla de un país feliz, feliz, feliz, con bienestar y espiritualidad perfectos. Contra un México que se pauperiza y deja de crecer por largo tiempo.
El tema es que, quien no es capaz de identificar los problemas desde el poder, no es capaz de aportar las soluciones.
Aun olvidándonos del resto de los indicadores que nos muestran la profundidad de la caída económica, el puro dato de desocupación del Inegi debería prender los focos rojos en el tablero nacional.
Porque 12 millones de personas sin ingresos en abril, más los que se hayan acumulado en mayo y los que sigan en esa situación en este mes de junio, deberían ser un tema central de preocupación por la economía de esas familias y por la propia estabilidad social que implica tanta desesperación entre tanta gente.
En fin, que esta historia ya la hemos visto muchas veces con la 4T, los mismos chistes y los mismos cuentos. Lo que no sabemos es el final de este relato que puede tomar matices de una historia de terror.
@campossuarez