Comunicar de manera efectiva es para un Gobierno uno de los retos más complejos y que pueden ser determinantes en el desarrollo de su gestión. Hacerlo en tiempos de crisis implica un doble desafío, ya que de un manejo eficiente o deficiente de la misma puede depender el destino de su administración.
Uno de los parámetros con los que los gobiernos serán evaluados una vez superada la pandemia del Sars-COV-2 será, sin duda, su conducción en términos de comunicación. Ocurrirá a nivel federal, en el ámbito de los estados y en el desenvolvimiento personal de los principales actores involucrados en atender esta grave situación.
No existen fórmulas únicas o mágicas para enfrentar, desde un punto de vista comunicacional, una crisis como la que se vive en México y más allá de nuestras fronteras. Si bien las autoridades pueden contar con protocolos preestablecidos que sirvan como guía para transitar en momentos como el actual, el sentido común y la habilidad para transmitir información son fundamentales en tiempos de inestabilidad.
El modelo mexicano de comunicación oficial ha sufrido una profunda transformación con la llegada del nuevo Gobierno. Centralizada en su casi totalidad en la figura presidencial, en el caso del manejo de la pandemia tuvo una excepción con el surgimiento de una vocería técnica que recayó en manos del subsecretario Hugo López-Gatell.
Como toda vocería única, ésta ha sufrido desgastes, ha caído en contradicciones y ha cometido errores. Se trata de efectos lógicos cuando la difusión de información oficial se centraliza en una sola persona. No existe modelo que sugiera que el responsable de emitir la posición gubernamental, mucho más en tiempos de crisis, recaiga en un solo funcionario.
Al comportamiento errático del virus, la imposibilidad de medir su verdadera expansión, la dificultad que representa la toma de decisiones en un escenario de tanta incertidumbre, se agregan factores de índole político como la confrontación del actual Gobierno con una serie de medios e informadores que han sido críticos ante el manejo de la pandemia y sus consecuencias económicas.
Esta situación ha hecho aún más complicada la labor de comunicar, generar empatía y moldear la imagen de congruencia en el manejo de cifras y previsiones. Recordemos que los medios de comunicación son formadores de percepción y de ellos depende, para bien o para mal, que el mensaje gubernamental cumpla con su cometido.
Esta pandemia ocurre en plena revolución tecnológica, en un momento en que existe una sobreoferta informativa y una incontrolable expansión de las plataformas digitales. Esto ha orillado a un replanteamiento sobre la forma de hacer periodismo.
Quienes tienen la responsabilidad de comunicar en esta y otras circunstancias deberán comprender que el papel del periodista será, como lo ha sido siempre, la ponderación de la información y de los datos. Aunque esto incomode.
Segundo tercio. Preocupante dato para el comercio exterior. Las exportaciones mexicanas a Estados Unidos cayeron en abril pasado un 48% en comparación al mismo mes de 2019.
Tercer tercio. Estados Unidos registró la semana pasada 2 millones de solicitudes para obtener beneficios por desempleo. Suman ya 42 millones.
@EdelRio70