Este fin de semana nuevamente llegará el presidente de la República a Veracruz. No será el mismo Veracruz de hace un año, cuando todavía levantaba la mano del gobernador como símbolo de confianza y afecto.

Si el presidente está informado con veracidad y oportunidad, no será el mismo recibimiento de siempre, y tendrá que ser notoria la distancia tomada por el primer mandatario ante Cuitláhuac García.

Si recordamos, todavía hace una semana, el Presidente señaló en una de sus conferencias mañaneras que sigue teniendo confianza en el gobernador de Veracruz, lo que nos preocupa a todos, sobre todo a los periodistas, porque la alabanza gratuita a Cuitláhuac, colocó a todos los comunicadores como mentirosos, cuando, en Veracruz en realidad las cosas no marchan bien.

A los que votamos por Morena, a quienes teníamos tanta confianza en el ingeniero García Jiménez que hasta le organizamos eventos de campaña con dinero propio, nos resulta preocupante que el mandatario tenga una visión equivocada de lo que sucede en Veracruz. Alguien engaña al Presidente.

Porque no todos los periodistas rechazamos la 4T, ni estamos resentidos por lo que pudo haber sido y no fue. Porque hay un grupo de colegas que con mucho gusto acompañamos al entonces candidato a sus giras de campaña con nuestros recursos. Nunca pedimos dinero ni en ese momento ni ahora. Quien diga lo contrario miente.

Sin embargo, desde el arribo de Cuitláhuac a la gubernatura nos trató con indiferencia y sólo a mí me integró a su equipo con el cargo de Representante del gobierno de Veracruz ante los Medios Nacionales e Internacionales en la Representación de dicho gobierno en la Ciudad de México, con un muy escaso equipo.

Responsabilidad de la que me vi en la necesidad de renunciar a los seis meses de trabajo porque nunca me pagó un peso de salario, a pesar de que su imagen se hizo en los medios desde cero, porque nadie lo conocía. Su figura no era del todo carismática ante los medios, ni su desenvolvimiento el adecuado.

Los medios con cobertura nacional le proporcionamos amplios y numerosos espacios para hablar de su personalidad y proyecto. Ahora vemos, con tristeza, que se la ha pasado cruzado de brazos desde el 1 de diciembre de 2018, y cobrar un sueldo por no hacer nada es fraude. Engañar a la población con promesas de campaña es una decepción social, y ser déspota con quienes lo apoyaron es traición.

Como la mayoría de los periodistas del país están los veracruzanos, quienes tenían la esperanza de una vida mejor con Cuitláhuac, con Morena, pero ven que ni siquiera hace las cosas mal, simplemente no hace nada. La visión que tiene el presidente de la República sobre Veracruz es falsa, lo están mal informando y esto también es una deshonestidad. Porque su equipo de zánganos tampoco mueve un dedo, con el pretexto de la pandemia están en su casa viendo la tele. Pero cuando no había coronavirus hacían exactamente lo mismo.

Son miles de veracruzanos que no tienen voz, pero, eso sí, tienen derecho al voto y ahí se verá reflejada la realidad si no se actúa antes con firmeza.

Es necesario que Andrés Manuel López Obrador antes de levantarle la mano a Cuitláhuac de nuevo le pida información fidedigna a alguien de su absoluta confianza para que pueda ver con mayor claridad las razones del descontento de los ciudadanos en general y de los periodistas en particular.

Porque a pesar de que se cree que el gobierno de Veracruz es un ejemplo de honestidad, debe conocerse la realidad, porque hay contratos no muy claros, convenios oscuros, licitaciones tramposas, tratos impublicables, etc.

Actualmente el gobernador de Veracruz se encuentra en el lugar 29 de aprobación, de los 32 mandatarios estatales. El desgaste de su indiferencia sobre su responsabilidad no es nada comparado con el aumento en la inseguridad y convertir en la segunda entidad con más contagios de coronavirus luego de Jalisco, lo hace uno de los gobernantes menos apreciado por su gente. Es necesario que haya un proceso de verdadera investigación para que no sólo el Presidente de la República conozca la verdad, sino todo el país. No es un problema personal contra Cuitláhuac García Jiménez sino un caso de vida o muerte, porque tanto en el crecimiento de la inseguridad como en las malas estrategias del estado contra el coronavirus la vida está de por medio. De esto parece no haber conciencia en el palacio de gobierno del estado.

El primer lugar de popularidad lo pelean dos gobernadores, el de Yucatán, Mauricio Vila, quien a pesar de ser de un partido diferente a Morena ha sabido mantener los equilibrios políticos y la inseguridad a raya, y el de Sinaloa, Quirino Ordaz. Le siguen Chiapas, Querétaro y la CDMX.

Veracruz es de los gobiernos peor calificados no sólo por la indiferencia del gobernador sino por su propia incapacidad y la de sus colaboradores que no le ayudan en nada a aparentar por lo menos, que está trabajando.

Los medios en Veracruz no tenemos trinchera, estamos comprometidos con la verdad. No puede generalizarse el rumor vertido desde la casa de gobierno de que pedimos dinero. No somos todos así, hay muchas excepciones que acusan imprecisión, y, sobre todo, mentiras. Sabe el gobernador que hay medios que hacen de su labor un periodismo de trinchera para sacar dinero. Nosotros seguimos apoyando un proyecto del que él se salió.

Porque si alguien no cumple con su deber es el propio gobernador y de esto hay muchas pruebas. Basta ver los medios, simplemente con ver con claridad cualquier rincón de Veracruz podemos darnos cuenta de que hay un vacío de poder que se suma a los otros peligros que acechan a los veracruzanos ya cansados de los malos gobernantes. Hartos. PEGA Y CORRE. – Algo similar a lo ocurrido en Minnesota ha pasado en México en dos estados: Jalisco, y Baja California. Hace tres días se dio a conocer que en Tijuana un policía sometió a un hombre con el pie en su cuello. Los hechos habrían sucedido desde el pasado 29 de marzo de 2020, el detenido falleció. En Jalisco, Giovanni López, albañil de 30 años, fue golpeado por policías de Jalisco por no portar cubrebocas, murió a causa de un traumatismo craneoencefálico, lo golpearon hasta matarlo, tenía un balazo en el pie. Los policías culpables siguen en funciones.

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