El presidente burundés, Pierre Nkurunziza, de 55 años, falleció el lunes de un “paro cardíaco”, anunció este martes un comunicado oficial.
“El gobierno de la República de Burundi anuncia con enorme tristeza a los burundeses y a la Comunidad internacional el deceso sorpresivo de su Excelencia Pierre Nkurunziza, presidente de la República de Burundi, acaecido en el hospital del Cincuentenario en Karuzi (centro-este), a causa de un paro cardíaco”, reza el comunicado oficial.
El texto también detalla los últimos días del presidente Nkurunziza: tras asistir a un partido de vóleibol el sábado 6 de junio, se sintió mal durante la madrugada del 7, y “rápidamente fue trasladado al hospital”.
“El domingo, su estado de salud había mejorado y conversó con las personas que estaban a su lado”, pero “para gran sorpresa de todos”, por la mañana del lunes “su estado de salud cambió bruscamente y sufrió un paro cardíaco”, prosigue.
“A pesar del tratamiento intensivo, continuo y apropiado, el equipo médico no pudo recuperar al paciente”, destaca el comunicado de prensa, añadiendo que el equipo médico multidisciplinario intentó durante “varias horas” reanimarlo.
Nkurunziza presidía Burundi, uno de los países más pobres del planeta, desde 2005.
El 20 de mayo, su “delfín designado” y sucesor, Evariste Ndayishimiye, fue elegido para reemplazarlo al frente del Estado, puesto que Nkurunziza había decidido no presentarse a su reelección. Su mandato finalizaba en agosto.
“Nos deja un legado que nunca olvidaremos y vamos a continuar su obra de gran calidad que ha realizado para nuestro país”, expresó Ndayishimiye en Twitter.
El presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, y el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, expresaron sus condolencias.
‘Esencia divina’
La candidatura de Nkurunziza para un tercer mandato, muy controvertida en 2015, sumió al país en una gran crisis política que provocó más de mil 200 muertos y forzó a 400 mil burundeses a exiliarse. Sus opositores lo consideraban como un individuo “despiadado”.
Las elecciones del 20 de mayo se celebraron a pesar de la epidemia de Covid-19: miles de partidarios asistieron en masa a los mítines de la campaña, y el día de la consulta los electores se aglomeraron en filas en los centros de votación sin tomar ninguna medida de prevención.
Este martes, se ignoraba si el paro cardíaco por el que falleció Nkurunziza fue consecuencia de una infección por Covid-19. La esposa de Nkurunziza fue recientemente hospitalizada en Nairobi, y fuentes en Buyumbura afirmaron que había sido contagiada por el Coronavirus.
De origen hutu (mayoritario en el país), el fallecido era un cristiano evangelista, convencido de que su autoridad era de esencia divina.
Elevado al rango de “Guía supremo del patriotismo” por la Asamblea Nacional, en febrero pasado, Nkurunziza, que concentraba todos los poderes en sus manos, seguiría siendo presidente del muy influyente Consejo de sabios del partido.
Durante la guerra civil burundesa, en la que murieron unas 300 mil personas, entre 1993 y 2006, Nkurunziza logró sobrevivir durante cuatro meses gravemente herido en un lugar pantanoso.
Fue entonces allí, según él, que tuvo la revelación divina de que algún día gobernaría Burundi.
Nacio el 18 de diciembre de 1964 en el seno de una familia acomodada. En 1972, su padre fue asesinado en una matanza que diezmó a la élite hutu.
EAM