Resulta que la curva de la pandemia del Coronavirus tiene más picos que una piñata.

A las imprecisiones en el diagnóstico del subsecretario Hugo López-Gatell se suman, nuevamente, las contradicciones con su jefe el presidente López Obrador.

El primero llama a mantener la cuarentena y el segundo a “perder el miedo y salir poco a poco, de acuerdo con las recomendaciones de los médicos, pero no quedarnos inmóviles porque también es un asunto mental’’.

Casi casi que millones de mexicanos son (somos) hipocondriacos.

Las contradicciones entre ambos vienen desde el inicio de la pandemia; lo grave del asunto es que López-Gatell, siendo el científico de la dupla, no rebata las declaraciones que comprometen la salud de millones de mexicanos.

Ahora el subsecretario de Salud anunció que “el pico’’ de la curva en la zona del Valle de México se alcanzará la semana próxima -nada más le faltó agregar no importa cuando leas esto-, y el fin de la pandemia probablemente en el mes de octubre.

Pero mientras las contradicciones las rectificaciones de fechas caen en cascada, en los estados los gobernadores comienzan a tomar sus propias decisiones con base a la información regional disponible.

El único estado que desde el centro no tenía color rojo sino naranja era Tamaulipas pero ayer el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, anunció que a partir del 17 de este mes en su estado el semáforo pasará de rojo a naranja.

Es decir, se permitirá la apertura de actividades consideradas no esenciales bajo ciertos criterios de ocupación, de prevención y de contención sanitaria.

Lo mismo harán otros estados a partir del próximo informe que las Secretarías de Salud y de Gobernación tienen que enviarles la siguiente semana.

Se puede o no interpretar la decisión del Gobierno de Querétaro como un “acto de rebeldía’’, pero también es una muestra absoluta de la desconfianza que desde hace semanas tienen los gobernadores en las cifras y proyecciones que presenta López-Gatell.

Que cada quién se haga responsables de sus decisiones…o indecisiones.

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Es un hecho que el Senado tiene que sesionar para aprobar las leyes secundarias que dan sustento jurídico al T-MEC, pero como están las cosas, quién sabe si se podrá.

Por lo pronto ayer la presidenta del Senado, Mónica Fernández, instruyó un catálogo de medidas no de hospital sino de laboratorio de la NASA, para quien acceda al recinto de los senadores.

Esto después de que falleciera un trabajador de apoyo a servicios parlamentarios -un valet parking-, a causa de Covid-19.

Si ya había un protocolo de medidas sanitarias estás se endurecerán tanto como “colocar racks de lámpara UV al 100% dentro de los ductos del salón de sesiones para eliminar gérmenes y sanitizar el flujo de aire de inyección’’.

Y eso que Covid-19 no está en aire.

¿O sí?

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Ayer le comentamos en este espacio el trabajo destacado que se hace en el Estado de México para contener la pandemia en los hospitales estatales y nos amanecemos con la noticia de que el secretario de Salud mexiquense, Gabriel O’Shea, dio positivo para Covid-19.

Ni hablar, lo riesgos de la profesión cuando se supervisa personalmente la estrategia de Gobierno.

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Un caso de abuso policiaco -otrooooo- pondrá a prueba los reflejos políticos del gobernador de Oaxaca Alejandro Murat y de su Fiscalía.

Un joven de 16 años de nombre Alexander fue asesinado de un balazo en la cabeza por un policía municipal de Acatlán de Pérez; el mismo policía hirió de gravedad a otro joven en un hecho que, según el Gobierno municipal, “no fue de mala fe’’.

Es la hora de Murat.