Al menos una noticia tranquilizadora surge de la oscuridad de estos tiempos: desde que comenzó la pandemia, se han reducido notoriamente los ataques de tiburones.

La «dramática caída» de los ataques no provocados probablemente se debe al cierre de las playas y las prolongadas cuarentenas, dijeron el viernes expertos del Archivo de Ataques de Tiburones (ISAF) de la Universidad Internacional de Florida.

En lo que va de año, ocurrieron en todo el mundo 18 ataques de tiburón, cuando en el mismo período del año pasado se habían registrado 24 y el año previo, 28.

No obstante, tres personas murieron por ataques de tiburón este año, dos en Australia y una en California. El año pasado fallecieron dos.

Siete de las mordidas de tiburones que han tenido lugar este año ocurrieron en Estados Unidos, dos de ellas en aguas de Florida. Hawái registró otras dos, mientras California, Delaware y Carolina del Norte tuvieron una cada uno.

«El hecho de que haya sólo dos mordidas en Florida a estas alturas del año es una señal de que algún otro factor está en juego. Covid-19 es la respuesta obvia, aunque podría ser algo más», dijo Tyler Bowling, director del ISAF, en el comunicado.

Muchas playas de Florida, parques, puertos y rampas para botes estuvieron cerrados entre marzo y mayo. En algunos lugares todavía hay restricciones, aunque la mayoría del estado del sureste comenzó a reabrir su economía a fines de mayo.

Normalmente, julio es la «temporada alta» de ataques de tiburones, porque es cuando hay más vacacionistas en las playas.

Septiembre suele registrar otro pico porque es la época en que el tiburón de puntas negras migra de las Carolinas al sur de Florida.

ICA