Se acabó eso de “la orden vino de más arriba”.
Tan mediocres y tan partidistas.
Saben que no tienen el éxito asegurado, pero insisten.
Morena vive una severa crisis política y no para.
El partido está en descomposición. Todo es hostigar, acosar, amenazar e impedir.
Desconfianza entre unos y otros.
Son varios los grupos que quieren el control del partido, quieren el poder para ir por 15 gubernaturas, 300 distritos federales, mil 900 alcaldías y mil diputaciones locales.
Se me olvidaban unos 800 millones de pesos que recibirá por la mitad de sus prerrogativas.
El 2021 ya los alcanzó.
Lo importante era prender la mecha y se ven las cosas más grotescas ante la amenaza de posiciones.
Los nombres de Yeidckol Polevnsky, Alfonso Ramírez Cuéllar, Jaime Bonilla, Miguel Barbosa, Carlos Evangelista, Bertha Luján, entre otros, son los que se escuchan, para bien o para mal, de Morena.
Creen que lo han visto todo, que lo han escuchado todo y no han sabido callar.
Denunciando abusos inadmisibles, tal vez estafas, ráfagas de corrupción hacen trabajar extra a la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena, que hasta ahora no ve, no escucha y no dice nada.
Las dudas no se disipan y no confían ni en su sombra.
¿Acaso se les olvidó que el presidente Andrés Manuel López Obrador puso una barrera clara?
¿Ya no recuerda Morena que ha estado detrás, siempre detrás?
Morena vive una situación bastante más grave de lo que se imaginan.
Los dirigentes de Morena crean desconfianza y reavivan disputas, minimizar los daños es un clavo ardiente.
Hay pocas ocasiones para elogiar, pero ellos solo elogian al poder y no critican, pero tampoco lo apoyan cuando se equivoca.
Ante la ruptura interna se vienen deserciones y una segunda sorpresa, seguirán estando detrás, siempre detrás.
Se vienen nuevas organizaciones y líderes leales a sus ideas y a los que fueron sus líderes políticos, y sobre todo la del pueblo, que han sabido presidir con el reconocimiento y abiertos al diálogo y la negociación, firme y seria.
Al tiempo.
@jfcastaneda9