La drástica reducción de la contaminación durante los confinamientos por el Coronavirus en todo el mundo debería conducir a una mayor preocupación por el medio ambiente a medida que se levantan las restricciones impuestas por el mismo, dijo el papa Francisco el domingo.
En su discurso en la Plaza de San Pedro, el pontífice dijo que la pandemia hizo que muchas personas reflexionaran sobre su relación con el medio ambiente. La plaza de la Ciudad del Vaticano reabrió al público hace un mes y las últimas restricciones en los desplazamientos en Italia se levantaron el 3 de junio.
“El confinamiento ha reducido la contaminación y ha revelado una vez más la belleza de tantos lugares libres de tráfico y ruido. Ahora, con la reanudación de las actividades, todos deberíamos ser más responsables en el cuidado de nuestra casa común”, dijo, refiriéndose a la Tierra.
Los niveles de contaminación del aire y del agua se desplomaron en muchos lugares.
En Venecia, las aguas normalmente oscuras de los canales de la ciudad estaban tan limpias debido a la reducción del tráfico de barcos que se podían ver peces por primera vez en muchos años.
Los delfines nadaban más cerca de los puertos, los mapaches emergieron en el Central Park de Nueva York y las cabras montesas vagaban por las calles en Gales.
En algunas ciudades, como Milán, la reducción de la contaminación impulsó a los representantes locales a planificar más islas peatonales y vías para el ciclismo.
La Iglesia Católica Romana está celebrando actualmente el quinto aniversario de la histórica encíclica del papa Francisco “Laudato Si” (Alabado sea) sobre la necesidad de proteger la naturaleza.
En un manual de 225 páginas publicado el jueves, el Vaticano dijo que los católicos deberían desinvertir en las industrias de combustibles fósiles y monitorizar de cerca las compañías en sectores como la minería para comprobar si están dañando el medio ambiente.
El papa, hablando un día después del Día Mundial de los Refugiados, también dijo que la crisis del Coronavirus ha puesto de relieve la necesidad de garantizar la protección de los refugiados porque se han vuelto más vulnerables a la explotación.
AR