El arte, en sus expresiones de cine y música pelea ya por sus espacios de nuevo, una vez que muchos países de Europa transitan hacia sus desconfinamientos poco a poco, tras superar en cierta medida al nuevo coronavirus.

Los franceses volvieron a los cines el lunes ayudados por una nueva medida de seguridad: pequeños minions colocados a intervalos en los asientos para garantizar el recomendado distanciamiento social.

En tanto, músicos de blues italianos idearon una nueva forma de complacer a los amantes de la música a pesar de las restricciones impuestas por el coronavirus: tocar a bordo de barcos de pesca prestados para el público que los escucha desde la orilla, en Castiglione del Lago.

A su vez, la normalidad pareció volver al Gran Teatro Liceu de Barcelona… si no fuera por sus butacas, ocupadas con 2 mil 292 plantas.

Después de meses en silencio, el emblemático teatro de ópera decidió retomar este lunes su actividad con una metáfora de los últimos meses de confinamiento en los que la naturaleza recuperó terreno dominado por el ser humano.

En el escenario, un cuarteto de cuerda interpretaba con total profesionalidad la obra “Crisantemi” del italiano Giacomo Puccini.

 

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