En medio de una pandemia que no ha sido domada, tres renuncias en menos de 24 horas, hicieron visible la molestia dentro del propio Gabinete del Presidente Andrés Manuel López Obrador.

 

En una misma conferencia, el Primer mandatario, hizo alarde de la confianza que el extranjero tiene en México, al otorgarle un lugar en el Consejo Económico y Social de la ONU y, al mismo tiempo, desconoció el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación del país que gobierna, y amenazó con su desaparición.

 

A López Obrador se le olvidó decir que no fue la confianza en su gobierno, sino los buenos oficios del embajador de México ante la ONU, Juan Ramón De la Fuente y de la diplomacia del pasado, lo que le valió el reconocimiento internacional.

 

México será por dos años integrante del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que vela por la paz mundial, cuando el número de homicidios dolosos en el país fue de 2 mil 900 sólo en el mes de mayo.

 

Y también será integrante del Consejo Económico y Social, que observa la agenda del desarrollo sostenible en el mundo; a pesar de que en México se apuesta por las energías fósiles, se prefiere un tren Maya que funcione con diésel y no eléctrico en medio de la selva y se desaparecen organismos autónomos.

 

La renuncia de Asa Crisitina Laurell, a la subsecretaría de Integración de Salud, por diferencias en el manejo de la pandemia con su titular, Jorge Alcocer y el vocero de Salud, Hugo López-Gatell, no puede quedar al margen de la renuncia de Mónica Maccise al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, luego de que la esposa del Presidente exigiera cancelar un foro organizado por ese organismo “autónomo”, en el que habían invitado a un youtuber crítico de López Obrador.

 

Pero tampoco puede pasar desapercibida la renuncia de Mara Gutiérrez a la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, que a pesar de ser propuesta del Presidente no contaba con la simpatía de colectivos de búsqueda de personas desaparecidas y su trayectoria siempre estuvo cuestionada.

 

Pareciera que López Obrador se ha convertido en candil de la calle y oscuridad de su casa, pues mientras en el extranjero proclama igualdad de derechos, en el país la libertad de expresión y la autonomía se ven opacadas.