Ya no tenemos fondos para desastres naturales, porque hay que pagar refinerías y trenes de diésel. En cambio, tenemos un líder que haría palidecer al Churchill que sostuvo a Inglaterra en la resistencia contra el nazismo con la sola fuerza de su palabra. Lo habrán visto, y al verlo habrán notado cómo una extraña serenidad se apoderaba de ustedes. Es lo que pasa cuando está a cargo un verdadero caudillo, un capitán que sujeta con firmeza el timón, la mirada en lontananza. Y que lo hace con austeridad republicana, sin despilfarrar en tonterías como los desastres naturales.

“Estoy hablando con David León… eeeeh… de Protección Civil –dice nuestro Presidente a cuadro, el IPhone a la oreja–. Me está reportando que es un sismo fuerte”, informa, solo para reforzar: “de siete, siete… punto cinco de magnitud…”. Y entonces viene el patriarca benefactor que en la pandemia nos recomendó a todos, para salir con bien del trance, no enfermarnos: “Eeeeeeh… No nos han reportado daños… De todas maneras, todo mundo afuera para es.. estar a salvo ante cualquier réplica”.

Liderazgo, capacidad de reacción, con la pobreza franciscana del Palacio Nacional a fondo. Un rato después, el “Segundo mensaje al pueblo de México”: “Bueno, David, sí. A ver, qué informes tienes… Ningún daño al momento…” Enseguida, una de esas pausas tan suyas, y la lista: “tienes información de Oaxaca, Chiapas, Guerrero, la Ciudad de México, la Ciudad de México… Sí… Sí… Bueno, Estado de México… Est… Puebla…”, y otra pausa: “Morelos…” Otra: “Bueno, estoy aquí con el general, el almirante y Alfonso… Durazo. Cualquier cosa nos informas… Se confirma que fue de siete punto cinco la magnitud. El mayor del año pasado fue… De seis punto cinco. Este fue de siete punto cinco”. Por fin: “Vamos a seguir llamando a que se actúe con precaución por réplicas. Que nos cuidemos todos sin angustiarnos”. Temple, serenidad, efectividad, sí…

Por fin, el tercer “mensaje”. En su despacho, el IPhone nuevamente en la mano, dispara: “Sí, David, este… Dame el último informe”. No oímos casi a David, pero el Presidente anota en una tarjeta, escucha, nos comunica que una persona murió y otra resultó herida, vuelve a escuchar y refuerza que “no hubieron daños graves”, recuerda que “el sismo fue de siete punto cinco de intensidad”, añade que “han habido” 147 réplicas y recomienda, sí, “estar pendientes, atentos… eeeehhh… sin alarmarnos”.

Es importante recordar este episodio porque así es como hoy se atacan todos los asuntos públicos.

 

                                                                                                                                              @juliopatan09