Toño empezó a consumir drogas a los 12 años por el abandono que sentía por parte de su familia; relata que su primer contacto fue con tabaco y alcohol, después mariguana, cocaína, peyote, y perico, entre otras.
“Nací en Tepito y después nos fuimos a vivir a la colonia Guerrero. Me sentía solo, inadaptado y sin amor, empecé a salir a las calles donde conocí amigos y es cuando tengo contacto con las drogas”, manifestó en el marco del Día Mundial contra el uso de las Drogas Ilícitas que se conmemora este viernes.
Recordó que ingiriendo esas sustancias sus problemas desaparecían, pero inició con un uso para luego pasar al abuso, que le causó una adicción y dependencia.
Toño externó a este diario que para adquirir los enervantes había adultos que las vendían, pero cuando no tenían dinero los mandaban a robar partes de carros como tapones, llantas, baterías, “así me la pasaba junto con mis amigos, muchos de ellos sus papás estaban en la cárcel”.
Nadia Robles, directora de Coordinación de Programas Nacionales contra la Adicción de la Comisión Nacional contra las adicciones (Conadic), dijo que el consumo de mariguana subió de 1.2% a 2.1% entre 2011 y 2016. Entre los adolescentes hubo un incremento que fue de 1.3% al 2.6% en el mismo período.
Explicó que brindan atención a través de los Centros de Atención Primaria en Adicciones (CAPA) y los Centros de Integración Juvenil (CIJ); además, Conadic realiza un monitoreo de estos servicios.
“Algo que llama nuestro interés es el tipo de droga por el que solicitan tratamiento en las unidades y hay una demanda primordial por el uso de alcohol, cuando hablamos de drogas ilícitas son mariguana y metanfetaminas”, consideró.
Abundó que en la mayoría de los casos las personas que acuden a los CAPA son adolescentes y generalmente se realiza una valoración, un tamizaje para detectar si hay problemas psicosociales relacionados al riesgo de consumir. “En caso de ser así y aun si ellos están experimentando, reciben tratamiento”.
En relación a la pandemia, indicó que tanto los CAPA como los CIJ siguen trabajando, cambiando la modalidad de la atención porque se debe salvaguardar la salud de las personas y se busca alternativas de comunicación con los pacientes.
Por otra parte, Toño manifestó que el 6 de mayo de 1998, a los 26 años, se sentía muy mal al padecer la supresión de la droga, síntoma de la abstinencia, entonces tomó un taxi y le dijo que lo llevara a Urgencias.
“El taxista es un ángel, porque pensé que nos dirigiríamos a un hospital, pero me dejó en un centro de rehabilitación que se llamaba Jóvenes Héroes y hasta el día de hoy no consumo enervantes. Es falso que en esos lugares traten mal a la gente”.
DAMG