Ayer concluyó uno de los semestres más complicados en varias décadas en la economía global y en los mercados financieros, con resultados de mayor sesgo negativo en estos últimos. Fue vital, la gran inyección de liquidez otorgada por los bancos centrales, que en conjunto, representan hasta el momento, el 18% del PIB mundial y más de 60% del PIB de Estados Unidos.
El Covid-19 llegó como algo novedoso que vino a generar un cambio radical en las condiciones económicas del mundo, con cierres intempestivos en la actividad productiva de países desarrollados y emergentes.
Así, en lo que se refiere al mercado accionario global, el Nasdaq fue el ganador con un aumento de 12.1% en su acumulado, derivado de un sector de tecnología muy demandado en tiempos de confinamiento. La bolsa de China perdió 2.15%, el S&P500 perdió 4.0%, el mercado de Japón -5.78%, el Dax de Alemania -7.08% y el Dow Jones -9.55%. Las bolsas perdedoras con caídas superiores a 10% fueron la Bolsa de México -13.4%, el Bovespa de Brasil -17.2% y el FSTE de Londres -18.2%, que además, tiene pendiente el Brexit con la Unión Europea.
En el tema de materias primas, el oro fue el instrumento ganador con una rendimiento positivo de 18.07% ante una demanda provocada por la incertidumbre relacionada al crecimiento económico, en especial de países desarrollados, riesgos geopolíticos y comerciales (principalmente Estados Unidos – China), elecciones en Estados Unidos, etc. La plata ganó 3.68% y el cobre, por tener características más industriales, perdió 2.45%. El petróleo vivió una volatilidad “extraordinaria”, recordando que el 20 de abril pasado, el WTI registró una cotización negativa. Al cierre de junio, la pérdida promedio de las cotizaciones del WTI, Brent del Mar del Norte y de la Mezcla Mexicana fue de -37.6%. Al final, la OPEP+ ha tenido que estar activo con reducciones en la producción diaria de crudo de un 10% de la demanda mundial respecto del cierre de 2019.
En el mercado de divisas, también la volatilidad fue una característica general. El dólar (índice DXY) terminó con una alza marginal de 0.32% en el semestre. La Libra esterlina cayó 6.5% en el período. En este segmento, las divisas emergentes, y en especial, el peso mexicano y el real brasileño, tuvieron los peores movimientos con depreciaciones de 21.74 y 35.67%, respectivamente. El euro, el yen y hasta el yuan chino, tuvieron movimientos dentro de un rango de +/- 1.5%.
Con respecto a las tasas de interés, más de 80% de los bancos centrales decidieron ajustar a la baja las tasas de interés con la idea de que permanezcan bajas, al menos, hasta 2022, principalmente la Fed, el BCE y el Banco de Japón. El bono a 30 años en Estados Unidos, por ejemplo, ajustó a la baja 126 puntos base para situarse en 0.66% anual. La Fed bajó las tasas de interés a un rango de 0.00% a 0.25%. Banxico, por su parte, ajustó 225 puntos a la baja la tasa de referencia a niveles de 5.0% anual. Ambos bancos, lograron aplanar la curva en cada mercado.
Así, la fuerte inyección de liquidez de los bancos centrales, mitigó por ahora, los impactos de un crecimiento negativo histórico en la economía mundial, pero en el segundo semestre del año, vendrán eventos como el ritmo de reaperturas en las economías, la esperanza de encontrar una vacuna que ayude a mitigar el rebrote del coronavirus, la relación comercial entre Estados Unidos y China, las negociaciones del Brexit y las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
@1ahuerta