@osdtagle

El pasado martes el fiscal General de la Nación, Alejandro Gertz Manero, aseguró que las nuevas investigaciones en el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa confirmaban que la llamada verdad histórica se había terminado.

En un video mensaje Gertz Manero anunció que ya había solicitado 46 nuevas órdenes de aprehensión contra de diversos ex funcionarios municipales de Guerrero que se presume habían actuado de alguna forma en los hechos.

Dentro de la misma conferencia anunció que había sido detenido José Ángel Casarrubias Salgado, El Mochomo, presunto líder de Guerreros Unidos, y a quien se le señala como uno de los principales involucrados en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en septiembre de 2014.

Lo extraño es que parte de la verdad histórica anunciada el 27 de enero del 2015 por el entonces procurador Jesús Murillo Karam no solo establecía que los 43 estudiantes fueron asesinados e incinerados en el basurero de Cocula. Sino también que los responsables de dar la orden fueron los hermanos Casarrubias Salgado.

Ayer por la madrugada, una juez federal ordenó la liberación de El Mochomo debido a que FGR había cumplimentado una orden de aprehensión girada desde el 2014. Es decir, del mismo expediente en el que se basó Murillo Karam para decir lo que después conocimos como la verdad histórica.

Horas más tarde El Mochomo recobró su libertad y como en muchos casos fue detenido de nueva cuenta por los agentes ministeriales. Lo importante ahora será conocer en realidad que avance hay de las nuevas investigaciones.

En otros temas, los retos de llevar a buen puerto la gobernabilidad del país implican un diálogo preciso y eficaz.  Asumir un alto cargo en la Secretaría de Gobernación, significa una responsabilidad  que debería considerarse fundamental y de la mayor importancia.

Para quien no ha demostrado tener efectividad en la gestión gubernamental, consecuencia lógica de una carrera política que deja mucho que desear, implicará fuertes dolores de cabeza. Y es que no podemos dejar de voltear a ver  al hoy ex director del Banco del Bienestar, Rabindranath Salazar, a quien tuvieron que remover del cargo para ubicarlo en la Subsecretaría de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos.

Al verse rebasado en sus  aspiraciones como candidato al gobierno del Estado de Morelos por el ex futbolista Cuauhtémoc Blanco, Rabindranath Salazar tuvo que declinar y continuar en su escaño como Senador de la República.
En su camino le llegó la oportunidad de dirigir el Banco del Bienestar, institución clave para llevar a miles de mexicanos los beneficios de los programas sociales que impulsa el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, encargo en el que no pudo ser ni preciso, ni eficaz y del cual no dejó huella alguna.

La forma de hacer política ha cambiado y Salazar parece muy entusiasmado con la idea errada de que viene a impulsar un diálogo político que dicho sea de paso, ya está consolidado con quienes -en serio-, llevan la gobernanza del país.
Sin duda al nuevo Subsecretario le debemos recordar que “del plato a la boca, se cae la sopa”, y por mientras deberá estar atento a no descuidarse porque por lo pronto deberá cuidarse del Covid.