Las parejas LGTB chinas se han hartado de esperar la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, en un país de moral conservadora, y han decidido confiar en Internet para que su relación sea reconocida.
La idea de una unión entre dos personas del mismo sexo ha ganado adeptos en los últimos años en este país, en particular entre los jóvenes, pero aún no lo suficiente para ser aceptada por toda la sociedad.
«Ya no podemos vivir en la sombra», contó Guo a la AFP, que lleva 11 años en pareja con Zhu. Sólo da su apellido para preservar el anonimato.
Han optado por hacer como miles de homosexuales: «celebrar» su unión a través de una aplicación móvil que emite certificados de matrimonio digitales, que se pueden compartir con amigos, familiares o colegas.
En China sólo los matrimonios pueden adoptar un niño, tener acceso a la reproducción asistida o figurar ambos en una escritura de la propiedad.
La legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo fue una de las principales sugerencias formuladas el año pasado por la opinión pública cuando los diputados pidieron ideas para la redacción del primer Código Civil chino.
Pero la votación y publicación el mes pasado de este texto fue un jarro de agua fría para la comunidad LGTBI+: el matrimonio se definió claramente como «la unión entre un hombre y una mujer».
TABÚ ENTRE LA SOCIEDAD
«Es una gran decepción», declara Sun Wenlin, un activista, el primero en China en 2015 en iniciar un proceso (fallido) para obtener autorización para casarse con su pareja.
Tras la adopción del Código Civil él decidió inaugurar su aplicación móvil para aumentar la visibilidad de las parejas homosexuales: 3 mil de ellas ya la han utilizado.
«No puedes tomarte días libres cuando tu cónyuge o tus padres están enfermos. Al menos no tan fácilmente como las parejas heterosexuales», dice Guo.
China despenalizó la homosexualidad en 1997 y en 2001 dejó de denominarla «enfermedad mental».
«SUS PADRES ME ECHARON»
El matrimonio entre homosexuales permitiría resolver algunos litigios sobre propiedades. Porque sólo las personas casadas pueden tener sus dos apellidos en una escritura de la propiedad.
He Meili dimitió para cuidar de su pareja enferma, que finalmente murió en 2016. Cuando su novia falleció, acabó en la calle.
«En una semana, sus padres me echaron del apartamento en el que vivíamos juntas», cuenta a la AFP.
He Meili recurrió a los tribunales, pero la justicia se negó a reconocer la relación entre las dos mujeres.
Con todo, los valores morales están cambiando lentamente.
El nuevo Código Civil contiene una cláusula que mantiene la esperanza de una mejor protección para las parejas del mismo sexo: autoriza al propietario de un bien a conceder a una persona el derecho de vivir en él el resto de su vida.
EFVE